viernes, 31 de octubre de 2014

En el silencio estaba el Señor



Hay demasiado “mundo” en nuestro corazón. Al orar es necesario ir, poco a poco, apagando aquello que nos impide vivir en esa “soledad sonora”, en ese deseo de silencio y soledad, pues éste es el camino seguro hacia la intimidad con el Señor.
Elías, en el desierto, no encuentra a Dios ni en el terremoto, ni en el huracán, ni en el bullicio, sino en la brisa suave, en el silencio, donde se sabe y escucha el caminar de unos pies descalzos.
Tú siempre llegas así. Te aceras a todos los hombres y les declaras tu amor apasionado y si los hombres hacen silencio, entonces tu Palabra se hace elocuencia y grito, que siempre lleva irremediablemente a la entrega de la vida al servicio del amor.

jueves, 30 de octubre de 2014

A tus pies



Te encontrabas rodeado de mucha gente cuando entré de pronto con el ímpetu de todos los vientos. Me di cuenta de que tenia que llorar mis pecados a los pies de mi Dios y Amigo verdadero.
Tu Corazón compasivo vendó mi vida de confianza. Comprendí que Tú nunca rechazas a nadie cuando se te acerca con sincero corazón. Era cierto que los hombres son duros… En Ti, Señor, descubrí lo que era verdaderamente el Amor.
No me importaba el juicio de los hombres pues aún en medio del juicio duro de tantos, estaba convencido, Señor, que Tú me defenderías y comprenderías. Que el Amor es más fuerte que el pecado.

martes, 28 de octubre de 2014

La respuesta al mal del mundo


(Orar con Mc. 16, 1-7)
La noche ha dado paso al amanecer más hermoso de la Historia. Cristo vive es la noticia que recorre el universo como un reguero de pólvora. Es el tiempo de la Vida, del Amor, de la alegría. Cristo resucitado es la permanente respuesta del Padre al mal del mundo, al pecado, al dolor. Cuando creíamos que todo acabaría mal, cuando se agota nuestra esperanza, cuando parece que el triunfo ha sido la muerte, entonces, el Padre responde con Cristo resucitado, como nos recuerda la Vigilia Pascual. Es nuestra fuerza y la respuesta de Dios contra todas las tentaciones de fracaso. No es verdad que la última palabra la tenga la muerte, ni la injusticia, ni el dolor, ni el fracaso de una Humanidad sumergida en el dolor terrible, desde siempre. No, la última palabra la tiene el Camino de la Vida verdadera que se llama Jesús.
San Pablo lo afirma sin titubeos: «Si Cristo no hubiese resucitado, vana sería nuestra fe». El teólogo Manaranche, en un precioso libro, titulado Un Amor llamado Jesús, explica a los jóvenes que, si Cristo no estuviera vivo, le llevarían flores, por algún tiempo, sus incondicionales, pero aquello fue otra cosa. No podían tener por mucho tiempo secuestrado en la muerte al que es la Vida. Ésta es la noche más luminosa del año. Éste es el día en el que la Iglesia se llena de alegría, de un gozo inusitado, al escuchar el Pregón, la Buena Noticia: «No busquéis entre los muertos al que vive»; y sigue proclamando: «Feliz culpa que mereció tal Redentor», que nos recuerda a san Pablo clamando que, «para los que aman a Dios, todo les sirve para su bien».
La alegría de la Resurrección que la Iglesia nos convoca a vivir en la cincuentena pascual es para que nos enteremos de la fiesta. En el fondo es siempre el centro y lo que da sentido a nuestra fe.
Un filósofo alemán que se confesaba no creyente estuvo unos días en una hospedería de un convento de carmelitas. Al finalizar su estancia, agradecido por el trato recibido, quiso despedirse de la superiora, y ésta, en un momento de la despedida, le preguntó si algo especial le había llamado la atención, en el transcurso de su estancia. Este hombre le dijo que sí, que había unos momentos del día en que se escuchaban, dentro del convento, cantos y risas. La madre, le dijo: «Son los momentos del recreo porque estamos en Pascua, y es, ni más ni menos, la alegría que nos da Jesús». -«¡Pero si Jesús murió hace 2000 años!», le contestó este hombre. Y, con una sonrisa en los labios, la superiora le respondió: «¿Pero a usted no le dijeron que está vivo, que ha resucitado?»
Es verdad que murió, pero vive para siempre. Vive siempre para nosotros. Así, quienes comulgamos cuando nos acercamos a la Eucaristía, es la carne de Cristo vivo lo que recibimos. Se perdonan los pecados porque ha triunfado con la Resurrección, y, con ella, toda la Iglesia. Sólo en la medida en que tenemos una profunda relación y vivimos con el gozo del Resucitado, nuestra vida se convierte en Fiesta de Pascua, el paso de la muerte a la vida. La noche se disipa y descubrimos el latido del Corazón de Cristo resucitado en todas las circunstancias de la vida. Él vive para siempre.
+ Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres

lunes, 27 de octubre de 2014

Seducidos



Dime porqué vives seducido
y te aseguro
que seré capaz de seguir
el rastro de tu corazón.
¡Ojalá nos dejemos
seducir por Aquel Amor
que es
Causa de nuestra alegría!

viernes, 24 de octubre de 2014

¿Quién podrá separarme de Ti?



Andaba, desde hace tiempo, con el miedo de quien desconfía. Tú, después del invierno, habías vuelto a mi vida y parecía que mi aletargado corazón volvía a tener la vitalidad de siempre. Como una pesadilla, siempre aleteaba en mi corazón el miedo de perderte, de separarme…, tan sólo un instante, de Ti.
Lo había pasado tan mal cuando te creí perdido, que creía desfallecer. Hoy sé que nadie me podrá quitar tu amor. Y descanso, no en mis fuerzas, sino en tu Amor que me arrastra y que es un “fuego devorador”.
Pasa el tiempo y crece en mí la certeza de que nadie podrá separarme de Ti.

jueves, 23 de octubre de 2014

Tengo sed



Cuando me acerqué a la cruz, contemplé que realmente tu sed era espantosa. Pero…, ¿qué sed?... Sed de mí, sed de amor.
Tu amor a cada hombre es único e irrepetible y vas sembrando amor por donde quiera que caminas. Tu sed es saciada solamente con amor.
Desde que te conocí, creo que mi vida cambió. Tu amor es total. Ahora sé que no me amas en bromas. Que tu amor es verdadero y auténtico y que te acercas siempre a mi, como las olas del mar a la playa.
Gracias por quererme con todo tu Corazón.
Gracias por tener sed concretamente de mi amor.

martes, 21 de octubre de 2014

El "Te quiero" de Dios


(Orar con Mc. 14,1-15,47 )
Aparentemente, nada tiene que ver la entrada triunfal de Jesús, en Jerusalén, con el drama del Calvario del Viernes Santo y, sin embargo, esto es más real que la vida misma. Es la historia que se repite y que aquí tiene como protagonista el Corazón manso y humilde de Jesús, que se pone en manos de sus hermanos, los hombres.
Fue llevado como cordero al matadero. Sabía que, como dice el Evangelio, nadie me quita la vida, soy yo el que la entrego por la redención del mundo. Va a la muerte, como dice la Plegaria eucarística, voluntariamente aceptada. Detrás de los hechos, detrás de los errores humanos, detrás de toda la barbarie, que se ceba contra Cristo, existe una realidad mucho más profunda y real: la entrega de su Vida por Amor. Pasa por lo que tenga que pasar con tal de decirnos, una y otra vez, con su vida, que nos ama. La Pasión es la mayor declaración de amor del Padre y del Hijo a cada persona. Es el Te quiero permanente de Dios a la Humanidad. ¿Podríamos creer en un Dios al que nuestra vida no le hubiese costado su sangre? La expresión paulina de que hemos sido comprados con su sangre, nos alienta y nos recuerda el valor que da Dios a nuestra vida. Nos llena de la verdadera autoestima, y es que, cuando pienso que no valgo para nada, que mi vida no le interesa casi a nadie, nos quedas Tú, Señor. Eres Tú el que con tu pasión, muerte y resurrección nos recuerdas un amor que siempre nace en medio de todas las dificultades y problemas de la vida. La Pasión nos recuerda y nos convence de que nada ni nadie nos podrá quitar el amor de Jesús. Es un Amor que siempre sale a nuestro favor. Como escribieron los jóvenes en el muro de Berlín, Dios está con nosotros, no contra nosotros.
El descubrimiento de la Pasión de Cristo borra todas nuestras dudas e incertidumbres sobre lo que es y debe ser nuestra vida. Somos infinitamente amados por un Dios que vive, muere y resucita por nosotros los hombres y por nuestra salvación.
Al descubrir la entrada de Jesús en Jerusalén, al leer la Pasión de Cristo en este Domingo, la Iglesia nos recuerda el sorprendente amor de Dios. Decía Carlos de Foucault: «Me enamoré de Cristo crucificado y no quiero contemplar nada más».
Ésta es la esperanza y la alegría de nuestra vida, éste es el gozo desbordante de nuestra existencia. Nada está perdido cuando descubrimos el amor de Dios. Tu vida lo vale todo para Dios y lo puedes descubrir en su Pasión. Su amor es verdaderamente el motor que mueve el mundo. Descubrirlo es la auténtica gozada de la vida. Lo que nos descubre la Pasión del Señor es que su amor va más allá de nuestras miserias. Lo que importa es amar y amar hasta el final, amar hasta el extremo, como nos enseña la pasión, muerte y resurrección de Cristo que celebramos en el Triduo Pascual.
+ Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres

lunes, 20 de octubre de 2014

Exilio y ternura



En el exilio que es nuestra vida,
solo podemos vivir plenamente
cuando el corazón
se abre a la auténtica entrega
y a la memoria
de que por el amor
volvemos al paraíso,
a la Tierra Prometida
de la Ternura del Amor de Dios.

viernes, 17 de octubre de 2014

Se acercó en la noche



Bajaste del monte donde habías orado intensamente y seguido con tus ojos a los tuyos que luchaban “contra viento y marea”, ante la tormenta en el mar. Tu oración “a solas”, no olvidó a los que luchaban en la vida.
Te acercaste a ellos “en la noche”, caminando sobre las aguas. Ellos te creyeron un fantasma. ¡Mira que bajar de esa manera!... Le dijiste a Pedro que viniera a Ti y, sin miedo, comenzó a caminar sobre las aguas. Pero la duda se apoderó de su corazón ante el mar embravecido y se hundió.
Tú, Señor, me mandas ir a Ti como me encuentre: con mis cansancios y con el mar revuelto de mi nada. La clave es no dudar, sino apoyarse en tu poder y encaminarse hacia Ti, con la confianza de que todo saldrá bien.

jueves, 16 de octubre de 2014

Salmo de una esperanza rota



Llego tarde, mi Dios,
y me cansé de esperar.
Todas las noches la misma rutina,
todos los días las mismas mentiras.
Ya no es lo mismo
como cuando se empieza.
Entonces mi familia
era reamente un hogar:
los niños alegraban
y éramos felices.
Es curioso, pero el amor
se puede enfriar cuando no se alimenta,
como se acaba el fuego del hogar.
Pero aún vivo en la esperanza.
Sé que todo se puede solucionar.
Desconfío de nuestras fuerzas;
tampoco tengo seguridad
en nuestra ideas geniales.
Sólo tú, sólo unidos a ti
como los sarmientos a la vid,
podremos construir
lo que parece que está perdido.

Amén.

martes, 14 de octubre de 2014

La realidad del grano de trigo


(Orar con Jn. 12, 20-33)
Jesús siempre es la respuesta a todos nuestros interrogantes. Camino de la Cruz, nos va a decir que la Cruz es el camino con dirección obligatoria, pero no el destino que es la Resurrección y la Vida. ¡Nos llena tanto de esperanza saber que todas nuestras cruces están heridas de resurrección! ¡Saber que, detrás de la noche, viene galopando la aurora! Es necesario vivir en el convencimiento, que nos tiene que dar el amor del Señor, de que el grano de trigo tiene que morir si quiere dar fruto. Tiene que ser sembrado en el surco de la vida y, sin embargo, su profunda vocación es vivir y dar fruto. Es el anhelo del corazón del hombre de nuestro tiempo y de siempre. Es el desbordamiento de un Amor que vence en medio de todas las dificultades y tensiones que provoca la existencia. Jesús sabe que va a morir y entrega la vida. Lo hace como una declaración de amor a cada persona. La entrega de la vida a la persona que amamos es el sello de autenticidad del amor. Cristo da la vida y se convierte en grano de trigo que cae en tierra para que tenga vida y la tenga en abundancia. Lo único que hace es vivir por amor, para sembrar amor, para con su Muerte y Pasión, decirnos que su amor es más fuerte que el pecado, que el dolor y que la muerte.
No sólo es un amor de verdad, sino que, además, nos lo está diciendo continuamente, aun en todos los acontecimientos de la vida, incluso donde nos es muy difícil descubrir el amor de Dios. Ahora, cuando se acerca el momento de perder la vida, Él sabe que es ganarla , porque el grano de trigo explotará en vida cuando llegue la primavera. Es la lección de la vida. Es nuestra propia realidad. Es nuestra profunda fe cristiana. La última palabra no la tiene la muerte, ni el dolor, ni el egoísmo, ni el terrorismo, ni el aparente triunfo que viven en nuestra sociedad los poderosos en contra de los débiles. Hoy, Jesús nos aclara todas nuestras dudas. Tritura nuestras profundas heridas cuando vemos que, en la sociedad, en nuestro corazón, existen muchas cosas que no funcionan. Es la realidad del grano de trigo. Es una imagen que vale más que mil palabras. Hay que morir para vivir. Tan sencillo, como decir que, a pesar de todas las nubes, el sol sigue brillando en el cielo. Es necesario, en la Pasión, permanecer con la esperanza de que todos nuestros cansancios, todas nuestras muertes, todos nuestros pecados los vence su Amor, esperanza rebosante de vida. Como decía el Hermano Rafael, «toda la ciencia, consiste en saber esperar».
+ Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres

lunes, 13 de octubre de 2014

Confianza



La confianza en el Señor
ensancha el corazón,
aviva el alma,
gusta ternura y,
sobre todo,
en medio de la noche
me hace vivir tranquilo
“como un niño
en brazos de su madre”.

viernes, 10 de octubre de 2014

La alegría de ser misioneros


El Domund es fiesta en la que siempre renace la alegría.
Alegría, porque alguien, desde niño, nos enseñó a descubrir los tesoros más preciosos: Dios, Jesús, los sacramentos, la Iglesia...
Alegría también, al recordar hoy la vida de los misioneros. Con sus vidas están escribiendo una de las páginas más bellas de la Iglesia. Ante nosotros están vivos e interpelantes  los testimonios de los hermanos de San Juan de Dios, fallecidos recientemente a causa del ébola.  El amor a los pobres y a los enfermos les llevó a inmolar sus propias vidas. “Nadie tiene amor más grande que aquel que da la vida por aquellos a quienes ama”.
Ahí están los más de 13.000 misioneros españoles, extendidos por todos los continentes, muchos de ellos padeciendo todo tipo de sufrimientos.  La experiencia del amor de Jesucristo les lleva a recorrer caminos para ir al encuentro de los pobres, aportando a la humanidad sufriente: pan para el cuerpo y la paz del Señor resucitado para el alma.
Cada uno de ellos, a través de su presencia samaritana, es fuente de alegría en los poblados, barriadas y periferias del mundo.
La misión no es una parte o un adorno de sus vidas, sino la única dimensión, el verdadero amor y motor de su existencia.
En esta jornada os invito a repasar la historia de aquellos que han partido de nuestros pueblos o arciprestazgos. Son preciosas biografías que invitan a la conversión, al encuentro con Jesucristo, a reavivar la llama de la fe y al gozo de compartir la alegría del evangelio. Para nuestros niños y jóvenes, son preciosos referentes, ante las tentaciones de una sociedad que tiende a vaciarles el alma.
El papa Francisco decía en una de sus audiencias:  “Quiero recordar la vida heroica de tantos y tantos misioneros y misioneras que han dejado su patria para anunciar el Evangelio en otros países, en otros continentes…”  Recordaba el testimonio de un cardenal brasileño, quien al contemplar la tumba de los misioneros, decía: “todos estos pueden ser canonizados ahora mismo”. Y concluía el papa: “Demos gracias al Señor porque nuestra Iglesia tiene tantos misioneros, ha tenido tantas misioneras, ¡y todavía tiene necesidad de ellos!  Quizá entre tantos jóvenes, chicos y chicas que están aquí, alguno tenga ganas de hacerse misionero, ¡que siga adelante!.
En esta jornada contemplamos a los niños  recorriendo alegres las calles,  con las huchas del Domund. Lo hacen emocionados  y  felices al  tener la oportunidad de ayudar a los misioneros. La colaboración económica generosa expresa nuestra  ofrenda  personal y el compromiso  con la evangelización del mundo. Un acontecimiento que incluye el establecimiento de  condiciones dignas para la  vida de todos los hombres.
Os invito a participar y disfrutar de la hondura y belleza del anuncio del evangelio. Lo hago recordando las palabras del Papa: "La misión es el corazón del pueblo, no es una parte de mi vida o un adorno que me puedo quitar...Es algo que no puedo arrancar de mi si no quiero destruirme.
Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo".
+ Francisco Cerro Chaves,
Obispo de Coria-Cáceres

Venid a mi



Te prometí mil veces seguirte sin desfallecer y un millón de veces te negué. A lo largo de mi vida voy experimentando mi pequeñez, lo poco que soy. Un día te escuché decir que viniera a Ti… Yo me encontraba agobiado.
Tú me dijiste al oído: levántate y anda… Desde entonces, aprendí a confiar más en tu fuerza que en mis méritos propios y… todo cambió.
Acudo a Ti siempre, sabiendo que puedo ir hacia Ti con la confianza de que jamás seré rechazado.
Hoy mi vida ha cambiado por completo, pues Tú eres mi alivio al que puedo acudir cuando estoy “cansado y agobiado”.

jueves, 9 de octubre de 2014

Mujer



En el corazón de la vida,
en los momentos claves
de la existencia,
allí está la mujer,
con sus entrañas abiertas,
con sabor a tierra y ternura,
con olor a esperanza,
con entrañas de madre,
haciendo frente
a todas las guerras y contiendas
que destrozan nuestra Tierra.

martes, 7 de octubre de 2014

Como un volcán


(Orar con Jn. 3, 14-21)
En el encuentro con Nicodemo, que por miedo a perder su prestigio visita a Jesús de noche, de pronto, se encuentra esta confidencia de Jesús: Tanto amó Dios al mundo que le entregó su Hijo Único. En el fondo es la revelación del estilo del amor de Dios. Así amó Dios al mundo, así te ama Dios a ti, así es el estilo de su Corazón. ¿Y cómo ama Dios? Estamos en el corazón de la Cuaresma, como preparación a la Pascua. El amor del Padre ha sido entregarnos a su propio Hijo. Precisamente, san Juan utiliza, para hablar del amor del Padre y del amor del Hijo, la misma palabra: entrega. ¿Puede existir amor sin entrega? ¿Puede haber entrega sin amor?
Nicodemo que se convierte, como muchos hombres de nuestro tiempo, en buscador en la noche, me recuerda las palabras bellísimas del poeta Luis Rosales: «De noche iremos, de noche; sin luna iremos, sin luna, que para encontrar la fuente sólo la sed nos alumbra». Nicodemo, al que el Señor le ha dicho que tiene que nacer de nuevo, va a descubrir que vivir el Bautismo es contemplar cómo nos ha amado Dios. Nos ha amado el Padre dándonos a su Hijo. Lo ha hecho sin condiciones. Nos descubre lo serio, lo grande, lo apasionante de su Amor. Verdaderamente, como dijo Jesús a la Beata Ángela Foligno: «No te he amado en broma». Éste es el estilo, la norma, la clave de cómo nos ha amado Dios, con un amor concreto y real. Más fuerte que la vida misma. Y a cada uno. El Padre no sabe amar en abstracto. En abstracto, ¿se puede amar a alguien?
Dios sólo sabe amar en concreto, a cada uno; ha perdido la cabeza por cada uno de nosotros. Como pierde la cabeza por el hijo pródigo, por la oveja perdida. Así amó Dios al mundo es la expresión de que su estilo de amar es concreto, a cada uno, y que es un amor que da la vida. No es un amor en general. El Padre no sabe amar en general. Su amor es concreto como un fuego, como un volcán. Es un amor que tiene el sello del sacrificio hasta la cruz; por tanto, un amor verdadero. La Madre Teresa de Calcuta decía que lo que da sello a la autenticidad, a un amor, es la capacidad que lleva de sacrificarse por lo que ama. El sello del amor de Dios es éste. Así amó Dios al mundo. Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su propio Hijo. Amar con la entrega es sello de autenticidad, calidad de origen de su amor como un volcán. Un amor que no podemos ni imaginar. Así amó Dios al mundo. Dándonos a Jesús.
+ Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres

lunes, 6 de octubre de 2014

Amigo de los pobres



Los pobres siempre nos enseñan,
nos interrogan,
¡nos ayudan a tantas cosas…!
Especialmente a saber
que todas las cosas,
el tener y el poseer,
nos hacer perder
la perspectiva que da
“la sabiduría de los pobres”.