jueves, 30 de octubre de 2014

A tus pies



Te encontrabas rodeado de mucha gente cuando entré de pronto con el ímpetu de todos los vientos. Me di cuenta de que tenia que llorar mis pecados a los pies de mi Dios y Amigo verdadero.
Tu Corazón compasivo vendó mi vida de confianza. Comprendí que Tú nunca rechazas a nadie cuando se te acerca con sincero corazón. Era cierto que los hombres son duros… En Ti, Señor, descubrí lo que era verdaderamente el Amor.
No me importaba el juicio de los hombres pues aún en medio del juicio duro de tantos, estaba convencido, Señor, que Tú me defenderías y comprenderías. Que el Amor es más fuerte que el pecado.