viernes, 31 de octubre de 2014

En el silencio estaba el Señor



Hay demasiado “mundo” en nuestro corazón. Al orar es necesario ir, poco a poco, apagando aquello que nos impide vivir en esa “soledad sonora”, en ese deseo de silencio y soledad, pues éste es el camino seguro hacia la intimidad con el Señor.
Elías, en el desierto, no encuentra a Dios ni en el terremoto, ni en el huracán, ni en el bullicio, sino en la brisa suave, en el silencio, donde se sabe y escucha el caminar de unos pies descalzos.
Tú siempre llegas así. Te aceras a todos los hombres y les declaras tu amor apasionado y si los hombres hacen silencio, entonces tu Palabra se hace elocuencia y grito, que siempre lleva irremediablemente a la entrega de la vida al servicio del amor.