viernes, 17 de octubre de 2014

Se acercó en la noche



Bajaste del monte donde habías orado intensamente y seguido con tus ojos a los tuyos que luchaban “contra viento y marea”, ante la tormenta en el mar. Tu oración “a solas”, no olvidó a los que luchaban en la vida.
Te acercaste a ellos “en la noche”, caminando sobre las aguas. Ellos te creyeron un fantasma. ¡Mira que bajar de esa manera!... Le dijiste a Pedro que viniera a Ti y, sin miedo, comenzó a caminar sobre las aguas. Pero la duda se apoderó de su corazón ante el mar embravecido y se hundió.
Tú, Señor, me mandas ir a Ti como me encuentre: con mis cansancios y con el mar revuelto de mi nada. La clave es no dudar, sino apoyarse en tu poder y encaminarse hacia Ti, con la confianza de que todo saldrá bien.