Mostrando entradas con la etiqueta via-crucis. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta via-crucis. Mostrar todas las entradas

domingo, 5 de abril de 2020

VIA CRUCIS BIBLICO, TOLEDO 5-4-2020


VÍA CRUCIS BÍBLICO

«Que bien sé yo la fonte que mana, 

aunque es de noche»


V/. Ejercicio del Santo Viacrucis. Por la señal de la santa Cruz...
Señor mío Jesucristo…


Introducción

Cada  año  escribo  un  Viacrucis,  que  quiere  ser  una  ayuda  para  todos  los  que recorremos el camino de la cruz. Son tres sencillas razones las que me han movido a escribir este Viacrucis 2020:

1.   Ante la situación que vivimos del coronavirus, las palabras de san Juan de la Cruz, poeta de esperanza: «Que bien sé yo la fonte que mana, aunque es de noche», que expresan la situación del corazón humano.

2.   He tomado el esquema del Papa san Juan Pablo II, Viacrucis bíblico, en recuerdo de aquel viernes santo en que participé en el Viacrucis de Roma. Este Viacrucis es totalmente basado en la Palabra de Dios.

3.    Compartir con todos vosotros, en este primer Triduo pascual, como Arzobispo de Toledo, vuestras alegrías y sufrimientos porque el camino es la cruz, pero el destino es Cristo vivo y resucitado.



Primera estación: Jesús en el huerto de Getsemaní (Lc 22, 39-46)


V/. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Orar en la noche es amanecer. Cuando se apagan las luces, cuando nos quedamos solos ante el peligro, nos ilumina Jesús en el Huerto de la tentación, Getsemaní. Jesús es triturado como la aceituna para derramar de su Corazón el óleo de su amor entregado. Como «Cordero llevado al matadero». La luna llena contempla la escena, donde Jesús acepta la voluntad del Padre, que es siempre movido por su Amor a cada uno de nosotros.

V/. Señor, pequé. R/. Ten piedad y misericordia de mí.


Segunda estación: Jesús, traicionado por Judas y es arrestado (Mt 26, 47-56)


V/. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Judas es el mayor sufrimiento en el Corazón de Jesús. Le había elegido después de aquella noche en oración en que eligió a los que quiso. Ahora es la noche de la entrega con un beso de traición. Jesús había observado cómo Judas se alejaba de Él, ya no acudía a orar, contaba demasiado el dinero, frecuentaba el trato con el Sanedrín y los poderosos. Es el misterio del mal. ¿Qué hacer, cuando delante de nosotros, personas que amamos se hunden en la miseria y el pecado y no podemos hacer nada porque son libres de hacerlo? Como Jesús, cuyo su Corazón siempre está abierto, solo podemos tener abierto nuestro corazón.

V/. Señor, pequé. R/. Ten piedad y misericordia de mí.

Tercera estación: Jesús es condenado por el Sanedrín (Mt 26, 57-68)


V/. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Existen tantos «sanedrines» que como a Jesús, a nosotros nos condenan a muerte. Es desconcertante cuando Jesús es el Camino de la Vida verdadera. ¿Les molesta Jesús? No soportan, por envida, que Jesús llegue con sencillez, donde ellos no son capaces. A Jesús le hacen dos juicios, uno político y otro religioso. En este juicio religioso, el Sanedrín trata de desprestigiarle como sea porque le tienen envidia.  Su humildad les deja sin argumentos. Su silencio, sin palabras. Hoy también son muchos los cristianos condenados a muerte.

V/. Señor, pequé. R/. Ten piedad y misericordia de mí.


Cuarta estación: Jesús es negado por Pedro (Mt 26,69-75)


V/. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Otro gran sufrimiento reflejado en el Corazón del Señor. Pedro le traiciona, pero dice la verdad: Yo no conozco a ese hombre. Es verdad. Si lo hubieras conocido a


fondo,  a  pesar  de  tu  cobara,  te  hubieses  acercado  más  a  Él  y  no  le  habrías seguido de lejos. Es nuestro gran error; a Jesús nunca se le puede seguir de lejos. Pedro llora y se arrepiente, porque ha visto que en su mirada no había reproche, sino Misericordia. «Pedro, ¿me amas más que estos?» «Tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero» (Jn 21,17).

V/. Señor, pequé. R/. Ten piedad y misericordia de mí.


Quinta estación: Jesús es juzgado por Pilato (Lc 23, 1-6)


V/. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

El juicio político a Jesús se lo hace Pilato. El que cree que, lavándose las manos, para no asumir sus responsabilidades, quedará limpio. Su mediocridad, como la nuestra, hace que «no se la juegue» por nada, ni por nadie. Venido a menos, sabe que sus días están contados y no le interesa nada. ¿Y qué es la Verdad? En medio de nuestras oscuridades, de nuestras contiendas, de nuestros pecados y egoísmos, Jesús humilde es la verdad que está delante de Pilato y de nosotros y no la reconocemos.

V/. Señor, pequé. R/. Ten piedad y misericordia de mí.


Sexta estación: Jesús es flagelado y coronado de espinas (Jn 19, 1-3)


V/. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Flagelado y coronado de espinas. Se presenta ante la humanidad como el «Hijo amado del Padre». También nosotros flagelados y coronados de espinas por la epidemia, la enfermedad, el dolor, el pecado, la muerte, tenemos que reconocer el camino que nos hace ver que la Fuente del Corazón del Señor, sigue manando, aunque sea de noche. No nos podemos parar, hay que seguir hasta el final, porque la victoria está en Jesús.

V/. Señor, pequé. R/. Ten piedad y misericordia de mí.


Séptima estación: Jesús carga con la cruz (Jn 19, 1-3)


V/. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
En algunas representaciones iconográficas, como la pintura de «Jesús con la Cruz» de El Greco, parece que Jesús no carga la Cruz, sino que la abraza. Como si contemplase en ella, a toda la humanidad que sufre, que lo pasa mal y que vive enganchada en pobrezas. No es fácil nunca aceptar la cruz. Pone toda nuestra vida en crisis. Solo cuando descubramos que Jesús está con nosotros, que camina a nuestro lado, entonces, como santa Teresa de Jesús, exclamamos: «Con tan buen Amigo todo se puede padecer».
V/. Señor, pequé. R/. Ten piedad y misericordia de mí.

Octava estación: El cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz (Lc 23, 26)


V/. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
¿Cuántos cirineos hemos tenido todos en nuestra vida? Son los que nos han ayudado en todos los momentos más complicados y difíciles de la vida. Son los cirineos que encienden luces en nuestros peores momentos. ¿Los recuerdas? Los abuelos, los padres, amigos, hermanos, sacerdotes, maestros, médicos, religiosos, catequistas, vecinos. Pero siempre el gran cirineo, el que nunca falla, ha sido Jesús, a quien hemos acudido siempre, porque Él nos ha encontrado.

V/. Señor, pequé. R/. Ten piedad y misericordia de mí.

Novena estación: Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén (Lc 23, 27-31)

V/. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Las mujeres son lo mejorcito de la humanidad. Siempre están ahí, en todas las encrucijadas y sufrimientos de la vida. Estaban con Jesús siempre. Él siempre las defendió y las comprendió. Las hizo testigos de los acontecimientos más importantes de la historia de la salvación, muerte y Resurrección. En el camino de la cruz de Jesús y de todos los caminos de los sufrimientos, ahí están ellas, alentando la esperanza, creyendo con María «que, para Dios, nada hay imposible».

V/. Señor, pequé. R/. Ten piedad y misericordia de mí.


cima estación: Jesús es clavado en la cruz (Mc 15, 22-28)


V/. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

La cruz es patrimonio de la humanidad. El Crucificado que está Resucitado es la esperanza que resurge en medio de todas nuestras dificultades, problemas, muertes, enfermedades, guerras y epidemias. Es en la cruz donde Juan ha contemplado su Costado abierto. Los primeros testigos históricos del acontecimiento que cambia la vida y la historia, junto a María, son Juan, María Magdalena… y después vendrán otros: Carlos de Foucauld, Madre Teresa de Calcuta, P. Hoyos. Y todos han bebido de la fuente de la salvación, aunque es de noche.

V/. Señor, pequé. R/. Ten piedad y misericordia de mí.

Undécima estación: Jesús promete su reino al buen ladrón (Lc 23, 39-43)


V/. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Si el apóstol Judas se convirtió en ladrón, ahora el buen ladrón se convierte en apóstol, por dejarse sanar y cautivar por Jesús… «Hoy estarás conmigo en el Paraíso». Cree en la Misericordia del Señor, se sitúa como el buen ladrón, en la esperanza cierta de que nuestra vida desde Dios siempre tiene salvación. ¿Quién iba a pensar que en medio de las dificultades y el absurdo de un crucificado se iba a encontrar el buen ladrón, con el Amor de los amores?

V/. Señor, pequé. R/. Ten piedad y misericordia de mí.

Duodécima estación: Jesús en la cruz, su Madre y el discípulo (Jn 19, 25-27)


V/. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Jesús muere mirando a su Iglesia que está presente en María y en san Juan. Y la Iglesia vive cuando contempla el costado traspasado de Cristo, del que salen como fuente de salvación agua y sangre. Los contemplativos de toda la historia, desde, aquel primer viernes santo de la historia han sabido contemplar la fuente que


mana y corre, sabiendo que con Él… «aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan».

V/. Señor, pequé. R/. Ten piedad y misericordia de mí.


Decimotercera estación: Jesús muere en la cruz (Mc 15, 33-37)


V/. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Ante Cristo muerto en la cruz, por nuestros pecados y por nuestra salvación, solo podemos decir «que el Señor no nos ha amado en broma». Es un amor que se entrega sin condiciones. Su muerte nos ayuda en las nuestras, para vivir cantando eternamente las Misericordias del Señor. Solo en el sendero de la vida, cuando descubrimos al Crucificado, con el Costado abierto de amor, vamos asimilando que todas nuestras muertes y cruces vividas con Cristo son de resurrección y vida.

V/. Señor, pequé. R/. Ten piedad y misericordia de mí.

Decimocuarta estación: Jesús puesto en el sepulcro (Mc 15, 42-47)


V/. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Jesús había dicho que nuestra vida, como el grano de trigo, que es enterrado, no da fruto si no muere. Es la lógica del don, de la entrega, porque «nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos». Se esconde como el Sol cuando muere la tarde, para después amanecer. Y volver una y otra vez a nuestras vidas cansadas y agotadas de estar buscando toda la noche, por escuchar en lo profundo del corazón. «No busquéis entre los muertos al que vive».

V/. Señor, pequé. R/. Ten piedad y misericordia de mí.

Decimoquinta estación: Resucitó de veras mi amor y mi esperanza


V/. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

La secuencia del Domingo de Pascua es de una belleza que encandila el corazón:
«¿Qué  has  visto  de  camino,  María,  en  la  mañana?  A  mi  Señor  glorioso,  la tumba



Delegación diocesana de Liturgia. Archidiócesis de Toledo delegacionliturgiatoledo.wordpress.com liturgia@architoledo.org
 
abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortajas, resucitó de veras mi amor y mi esperanza». Jesús está vivo por siempre. No muere jamás. En todas nuestras noches y oscuridades, en todos los dramas de la historia, en todos los gemidos. Sabéis que la fuente segura siempre está manando, aunque sea de noche.

V/. Señor, pequé. R/. Ten piedad y misericordia de mí.


Oración final


Padre de las Misericordias, que nos has dado a Jesús, tu Hijo Amado, el Predilecto, que ha muerto en la Cruz y resucitado por nuestro bien. Te presentamos y ofrecemos a todas y a cada una de las personas, en nuestra tierra. Ayúdanos en el dolor, alienta la esperanza, líbranos de todas las guerras. Danos un corazón sencillo y acogedor. Bendice a toda la familia. No nos dejes caer en la tentación de cruzarnos de brazos y no hacer nada.
Amén.

Por las intenciones del Papa y las necesidades de la Iglesia: Padrenuestro, avemaría, gloria




+Francisco Cerro Chaves
Arzobispo de Toledo y Primado de España
Toledo 5 de abril de 2020


miércoles, 3 de abril de 2019

VIA CRUCIS DESDE EL CORAZON DE JESUS, ABRIL 2019


VIA CRUCIS DESDE EL CORAZON DE JESUS.



 +FRANCISCO CERRO CHAVES
Obispo de Coria-Cáceres

1. Estación. Jesús es condenado a muerte.

La fidelidad al proyecto del Padre y por amor a ti y a la humanidad me han llevado a que han condenado a muerte a la Vida. Mi corazón manso y humilde acepta y calla.                            
2. Estación. Jesús carga con su cruz.

Me abrazo a la cruz como declaración de amor a ti. Mi corazón vibra por ti y no me echo atrás ante la cruz porque te amo hasta el extremo.    
                                                  
3. Jesús cae por primera vez.    
                
Acepté el ser verdaderamente humano y de verdad que mi corazón experimento todas las debilidades y pobrezas de cada persona. He vivido de verdad todo lo humano para decirte a ti que todo lo humano es digno de ser vivido.   
                           
4. Estación. Jesús se encuentra con su Madre.

Mi madre estaba allí. Su Ternura de Madre me ayudó siempre a llegar hasta el final. Mi corazón y el de mi madre laten al unísono. Me dijo con su mirada adelante le dije con mi corazón gracias.                        
                                  
5. Estación. El cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz.

No podía más. Mi corazón lleno de cansancio se desvanece.  Aquel Cirineo fue clave. No me buscó por no complicarse la vida pero acepto el ayudarme y me ayudó mucho. Ser cirineo también soy yo de tus cansancios. Déjate ayudar.

6. Estación.  La Verónica limpia el rostro de Jesús.

Aquella mujer me miró y se dejó mirar por los sentimientos de mi Corazón. Le regalé mi rostro ensangrentado en aquel velo y a ti te regale mi presencia en la Eucaristía y eso que tú no eres tan valiente como la Verónica.

7. Estación. Jesús cae por segunda vez.

No podía más. Me pudo mi debilidad y cansancio y volví a morder el polvo del camino. No te asusten tus caídas que te asuste el quedarte en ella y no dar el paso hacia levantarse para seguir caminando hacia la santidad.

8. Estación. Jesús consuela a las piadosas mujeres.

Son mujeres muy buenas. Están mucho más presentes y valientes que los hombres. Su amor materno les hace intrépidas y no tener miedo a llorar por mí. Solo les dije que su amor se tenía que pasar de afectivo a ser más efectivo, más práctico.          

9. Estación. Jesús cae por tercera vez.

No veía nada. Tenía una sed inmensa. Volví a caer. Quería acercarme a todos los que están por los suelos. Creía que era muy complicado levantarme. Fue una corazonada y como pude me puse en pié.

10. Estación. Jesús es despojado de sus vestiduras.

El despojo como la poda forman parte de mi plan sobre ti, aunque no lo comprendas casi nunca. Como el tronco despojado y pobre da fruto de amor abundante cuanto más despojo y pobreza hay en nuestra vida.

11. Estación. Jesús es clavado en la cruz.

Los que no creen en mi amor me destrozan el Corazón. Crucificado quiero ser la mayor declaración de amor, el te quiero a una humanidad descreída y sin aliciente. Contémplame muerto en la cruz y como de mi Costado abierto sale sangre y agua como la fuente de la salvación.     
                                           
12. Estación. Jesús muere en la cruz.

Muero en el silencio y en el silencio de la oración quiero ser contemplado. Muero sin amargura para ser tu paz. Muero para que tu tengas vida en abundancia.  
              
13. Estación. Jesús es puesto en brazos de su Madre.

Recuerdo ahora en brazos de mi madre las veces que me acuno en las noches de invierno. Su llanto es un canto materno para en medio del dolor seguir cantando la voluntad de Dios.  
14. Estación. Jesús es puesto en un sepulcro nuevo.

Te dije muchas veces que para dar fruto hay que ser grano de trigo que muere en el surco. No tengáis miedo porque detrás de todas las muertes y noches tórridas viene quien es la resurrección y la vida.
                            
15. Estación. Jesús ha resucitado.    

Morir por ti expresa mi Corazón Redentor vivir por ti expresa mi locura por ti cada día. Tú eres el centro de un amor eterno. Muere y vive siempre por los que amas.