Lunes 22 de julio de 2019
Orar siempre es vivir con un corazón nuevo lleno de esperanza. No se ora para que Dios sea como una de esas máquinas que con unas monedas te consigue rápido la bebida.
Se ora para tener sed de Dios. Para sembrar la vida de muchos horizontes que nos hagan salir del propio yo y abrirse al Dios de la vida y a los que caminan a nuestro lado. Es la oración la que por el encuentro con Jesús tiene la capacidad de sanar los corazones desgarrados.
Es orar lo que siempre nos devuelve la esperanza cuando una y otra vez rezamos, creo Señor pero aumenta mi poquita fe. Nuestra poquita fe se consolida en la contemplación de quien sabemos que nos ama y nos llena el corazón de la esperanza alegre de quien vive la caridad.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria Cáceres