VIERNES 7 de mayo de 2019
La oración es siempre un ponerse en manos del Señor con una infinita confianza. No se ora para no tener problemas sino para no ser problemático. Los que son problemáticos donde están y hagan lo que hagan acaban enfrascados en sus problemas.
Es el encuentro con el Señor el que nos devuelve la cordura y nos lanza a la armonía de estar con el Señor sin avergonzarnos de llamar hermanos a los que no nos tratan bien.
Lo radicalmente original de ser cristiano coherente con la fe es que orando mucho y como podamos somos buenos siempre y con todos. Lo mas que llegan algunos es amar de vez en cuando y a los mios, a los que son como yo pero no tienen el Corazón con las dimensiones del Corazón de Cristo.
Obispo de Coria-Cáceres