Miércoles 19 de junio de 2019
Toda oración a corazón abierto parte de la realidad de nuestra pobreza y se abre a la inifinita misericordia de su Corazón.
Oramos porque la fe nos asegura que con su amor confiado somos capaces de atravesar todo tipo de valles oscuros hacia la luz que brota de sus entrañas misericordiosas.
No oramos para mirarnos el ombligo. Ni para esquivar la cruz. Ni para vivir de barniz. Oramos al Señor para desde la realidad de nuestra vida escalar desde la confianza las alturas y bajuras de sabernos amados y aceptados plenamente por Aquel que nos envuelve con su Ternura y nos abre las puertas del paraíso de su Corazón traspasado.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria Cáceres