Saborear un Amor que no tiene fin
Como Jesús tiene sed
concretamente de aquella mujer samaritana, tengamos nosotros sed de su Amor, de
servicio a los pobres, de compartir la soledad de los que viven en todas las
intemperies.
Orar es siempre avivar la
sed de amor que existe en nuestro corazón, que tiene una nostalgia de infinito,
de saborear un Amor que no tiene fin.
† Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres