viernes, 14 de febrero de 2014

Madrugada en Lourdes



Acompañaba a un grupo numeroso de enfermos y de voluntarios de la Hospitalidad de Lourdes y me desperté muy temprano. Me sentía inmensamente atraído por la gruta de Massabielle.
Cuando salía del Hospital donde me hospedaba, me di cuenta que la lluvia era fría y que caía de modo incesante, lo que ocurre con mucha frecuencia en Lourdes. Cogí el paraguas y caminé hacia la gruta.
Cuando me iba acercando descubrí que había un grupo numeroso de sacerdotes chinos que celebraban la misa en aquella madrugada. Observar la devoción con que celebraban la Eucaristía me hizo sentirme henchido de emoción y alegría en aquellos momentos en que la noche iba dando paso al nuevo día.
Descubrí la universalidad de la Iglesia. Me emocionaron los cantos. Percibí en aquella gente, siempre con María, el encanto y la alegría de la fe.
Fueron momentos que viví y vivo siempre con corazón agradecido.