miércoles, 12 de febrero de 2014

Decálogo de un Plan Pastoral vivo



(En Cristo no nos puede faltar la esperanza)
1. Si nos lo “creemos” seremos capaces de anunciar a Jesucristo, fin de todo plan pastoral.
2. Facilitar el encuentro de Cristo Vivo a las familias, a los jóvenes, a los que ya no se acercan, es el resumen de todo.
3. Encontrarse con Jesús vivo es el inicio de la conversión. Toda la vida será nuestra asignatura pendiente.
4. Tenemos que ofertar siempre que este encuentro que lleva a la conversión se realiza en la Iglesia. Nada sin la familia de Dios que es la Iglesia.
5. La Iglesia, a través de la celebración de los Sacramentos, de la escucha de la palabra, de la oración y del servicio a los más pobres, vive y ayuda a vivir con los “sentimientos de Cristo”, es decir, a ser un cristiano maduro en la fe, alegre en la esperanza, fuerte en el amor.
6. Trabajar juntos por la familia cristiana es invertir en el presente, en el futuro, porque el más grave problema de nuestro tiempo es que se ha roto el canal a través del cual se transmitía la fe en la Iglesia.
7. Los laicos son ese gigante dormido que hay que despertar si queremos que el amor de Jesús llegue hasta los últimos rincones de nuestra tierra y se transforme nuestro mundo en justicia y paz.
8. Todos aquellos para los que ya no cuenta para nada en sus vidas la Buena Noticia del Evangelio son los destinatarios de nuestra misión evangelizadora.
9. Sólo el amor caritativo hacia todos los sufrientes, hacia todos los necesitados, hará creíble nuestra vida de cristianos.
10. Estamos implicados todos: obispos, párrocos, sacerdotes, delegados, religiosos y religiosas, vida consagrada, comunicadores, movimientos, laicos, hombres y mujeres… y, entonces, lo haremos realidad en el corazón de nuestra gente, Iglesia que camina.