Siempre
he estado convencido de que el verdadero sentido del humor es el verdadero
sentido del amor. Cuando amamos de verdad todo queda relativizado y entonces
surge el sentido del humor. Es algo así como llegar a descubrir que Dios es
Amor y que tiene mucho sentido del humor, siempre quiere que pongamos el
corazón en “volver a lo esencial”, a aquello que decía el Hermano Rafael que no
tiene fecha de caducidad y dejar de “preocuparnos” por tantas cosas que no
merecen la pena y que agotan y estresan nuestro corazón.
Jesús
tenía mucho sentido del humor. Siempre recuerdo cuando, quizás un poco cansado
de tantas pegas como ponemos a los planes de Dios y que, en el fondo, es la pega
perfecta para no entregar nuestra vida, Jesús les dijo: “hemos tocado la flauta
y no habéis bailado, hemos dicho lamentaciones y no habéis llorado” y, en definitiva, les viene a decir: con vosotros haga lo que haga no acierto. Pero Jesús
con su Corazón “manso y humilde” vuelve y volverá una y otra vez a la carga
para decirles que deben comenzar de nuevo y que, como decía el Hermano Rafael:
toda la ciencia consiste en “saber esperar”.
Algunos
pensarán que “no está el horno para bollos”. Otros, sin embargo, creemos todavía
que el Evangelio es lo mejor de la vida y que dar a Cristo es lo más necesario
y urgente para el mundo.
Sembremos
este año de esperanza, de alegría. Hay que hacer trizas lo que dicen los
maestros del espíritu que son las tres “D” que a veces hacen estragos en
nuestra vida: la D de la disculpa, la D del desánimo y la D del desaliento.
Todas estas “D” tienen el común denominador del Diablo. Ante todo la inmensa
alegría y el gozo e saber que Dios actúa siempre en nuestro favor, por tanto
tenemos asegurado el triunfo del Amor de Dios.