(Orar con Jn. 6, 11)
Caía
la tarde sobre los campos y Tú, Señor, te compadeciste de nosotros, hambrientos
y caminantes en esta vida.
Tú
multiplicaste los panes y los peces que salían de tus manos a miles de
millones.
Cuando
te acercaste a mi, que apenas lo podía creer, el corazón me latía apresurado.
Yo apenas confiaba en tu amor, en tu fuerza y en tu poder, y vi que de tus
manos salía el pan a borbotones.
Ahora
recuerdo con nostalgia y confío que Tú eres capaz de hacer brotar “pan de las
piedras” y mi confianza en Ti se llena, Señor, de estrellas como una noche de
verano.