Carta a los novios y a los matrimonios.
“La alegría del amor conyugal es la alegría de la Iglesia”
Domingo 5 de julio de 2020
Queridos
novios y esposos: Vuestra alegría es la alegría de toda la Iglesia. Así
nos dice el Papa Francisco al comienzo de la bella exhortación Amoris Laetitia
y yo también me uno a esta alegría. En efecto, el amor matrimonial es
icono del amor de Dios a su pueblo y modelo del amor humano (AL n. 70);
además, la familia que fundáis con vuestro compromiso matrimonial es
imagen y semejanza de la Santísima Trinidad, fuente del amor verdadero
(cfr. AL n. 71). Por lo tanto, la alegría del Señor revierte y desborda
en el seno de vuestro matrimonio, haciéndolo fecundo y evangelizador.
Ahora bien,
estas ideas nos sitúan ante lo que supone prepararse para el sacramento
del Matrimonio, que es una vocación a la santidad. Como también dice el
Papa, el matrimonio no es una institución que pretende cubrir nuestras
necesidades afectivas, sino una realidad muy grande que trae a la
tierra, de manera real y palpable, el amor de Dios; es una vocación, no
una opción entre otras muchas. Esto exige una preparación intensa,
sincera, generosa y honesta. Un matrimonio cristiano no puede alcanzar
su plenitud si todo se deja a la inercia, sin prepararse humana y
cristianamente, como desgraciadamente ocurre en muchos casos. La
Iglesia, movida por un deseo sincero de que los cónyuges y la futura
familia encuentren una felicidad auténtica y permanente, quiere ayudar a
los novios a descubrir la grandeza del matrimonio. La realidad
tristemente nos pone delante la crudeza del sufrimiento que muchas veces
experimentan los jóvenes que han llegado a la boda sin apenas
profundizar en el paso que van a dar. Las consecuencias que trae este
error son muy dolorosas y dejan heridas difíciles de curar. Ahí quiere
estar la Iglesia; ella quiere ofrecer el apoyo y la gracia que el Señor
promete derramar en el corazón de aquellos que responden a esta vocación
matrimonial.
Hace unos días he aprobado la iniciativa de la Delegación diocesana de Familia y Vida para realizar el curso prematrimonial on line,
por la necesidad que habéis manifestado algunos novios que vais a
contraer matrimonio en el último cuatrimestre del año y que no habéis
podido realizar los cursos prematrimoniales en vuestras parroquias,
porque se han suspendido debido a la pandemia. Ante esa necesidad se
lanza esta iniciativa que solo pretende ser una ayuda para vosotros y
vuestras parroquias. Es mejor realizar el curso prematrimonial de manera
presencial y así os lo recomiendo, pero para los casos en los que no
sea posible, se os ofrece esta alternativa.
Ahora me
dirijo a los jóvenes esposos: al tiempo que os aseguro mi oración,
quiero animaros y deseo estar a vuestro lado en esta nueva etapa de
vuestra vida. La ilusión y la esperanza que habéis puesto al celebrar la
boda tiene la fuerza de la gracia del sacramento; ahí es donde una y
muchas veces debéis volver. No olvidéis que la boda fue un día del
calendario, pero «casarse» hay que hacerlo todos los días… Todos los
días tendréis que renovar vuestra alianza sacramental y para ello
contáis con las ayudas espirituales que la Iglesia os ofrece; así,
vuestra familia –Iglesia doméstica– se edificará con la caridad conyugal
de vuestro vínculo sacramental. Estas son gracias del Señor tan grandes
y vitales para vosotros que nunca podéis olvidar o perder; por esto son
muy importantes los primeros años de vida matrimonial, que os harán
cimentar vuestra vida familiar en los sólidos fundamentos de la fe, la
esperanza y la caridad. Para esta primera etapa del matrimonio os
recomiendo el Proyecto Family Rock que tanta aceptación está teniendo y
que merece la pena que conozcáis.
En estos meses
he podido comprobar que nuestra Archidiócesis tiene un largo camino
recorrido en la pastoral familiar cuyos frutos son verificables y
meritorios. Las abundantes ofertas que la Delegación diocesana para la
Familia y la Vida lleva a cabo son instrumentos inigualables que os
pueden ayudar en vuestro camino conyugal y familiar. No lo
desaprovechéis; pedid ayuda, dejaos acompañar, no os sintáis solos,
especialmente cuando el horizonte barrunta tormenta; no dejéis que los
problemas y las crisis se enquisten; tenéis a la Iglesia diocesana a
vuestra entera disposición ¡Ánimo y adelante! A todos vosotros, novios y
esposos, os envío mi saludo cordial y mi bendición.
+Francisco Cerro Chaves
Arzobispo de Toledo, Primado de España