Solo hay que abrir
también nuestro corazón.
Una lanzada abrió el corazón de un Dios hecho hombre y desde entonces, llegamos a lo mas profundo del amor de Dios a través de su humanidad.
Esta humanidad de su corazón es la puerta, que como herida y manantial, nos repite una y otra vez que el Señor no tiene secretos con nosotros, solo hay que abrir también nuestro corazón.
† Francisco Cerro
Chaves
Obispo de Coria-Cáceres