DOMINGO XIX.
Mucho se te confió.
Lc 12, 32.
La confianza
en Dios es la llave de la puerta de la entrada en la santidad. No llegamos y
muchas veces nos quedamos anclados en la orilla y no nos adentramos mar adentro
hacia horizontes infinitos.
Jesús conoce
el corazón humano. Sabe de sus dudas y fracasos. De sus búsquedas. De tesoros
perdidos y malogrados. De noches sin sentido. No llegamos porque no confiamos
en el Señor y no confiamos porque no tratamos de amistad con quien sabemos que
nos ama.
Confiar no
significa querer que te toque la lotería sin comprar el décimo, pero si significa
que el día que conocimos el Amor de su Corazón abierto nos tocó la lotería. Es
necesario leer la Palabra de Dios y saborearla para descubrir al final que al
que mucho se le confió, mucho se le exigirá...sobre todo saber que siempre
tenemos por parte del Señor, todos los ingredientes para la “paella”, solo se
nos pide la confianza de saber de su Amor más que de nuestras pobrezas y
hundimientos.
Mirarle a Él
en la vida de oración y en la vida sacramental es volver al amor primero, el
amor de la confianza que nos lleva a saber de quién me he fiado con la
persuasión de que llevará a buen término la obra que empezó en mí.
+ Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres