Viernes 5 de julio de 2019
Nunca se ora para que el Señor cumpla nuestra voluntad sino para que acojamos y aceptemos sus planes de vida y salvación.
Orar es beber de la fuente del amor.Es estrenar un corazón nuevo. Es abrirse a los mejores planes que son sin lugar a dudas los suyos. Aunque no los comprendemos sabemos que detrás está el latido de un Corazón que nos ama siempre e incondicionalmente.
Es la oración diaria la que crea en nosotros un estar pendiente de lo que el Señor quiera y nosotros como el santo padre jesuita Hurtado, el chileno, decir y repetir Señor contento muy contento siempre contento Contigo.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria Cáceres