Jueves 18 de julio de 2019
Orar cada día es vivir seducidos por una Presencia que es la ínhabitación trinitaria por dentro.
Cada vez que oramos caemos en la cuenta de lo preciosa que es nuestra vida para el Señor.
Saber que si. Subo al monte allí te encuentro si bajo al abismo allí me esperas. Es necesario saber que la oración nos hace sintonizar con los sentimientos del Corazón de Cristo que siempre nos abre a una vida esperanzada y enraizada en la caridad.
Dejar de orar es demasiado peligroso porque sabemos donde se empieza pero no se sabe donde se acaba.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria Cáceres