En la fiesta de San Joaquín y Santa Ana
26 de Julio
Queridos abuelos.
Siempre recuerdo con afecto y ternura a
mis abuelos. Recuerdo que mis padres decían de mi abuela Antonia que con tantos
rosarios rezados se nos iban a meter todos los hijos a curas y monjas.
En la fiesta de San Joaquín y Santa Ana
celebrando a tantos hombres y mujeres que pasaron por esta vida haciendo el
bien y sembrando la esperanza, voy como obispo a daros diez veces las
gracias.
1. Gracias por no exigir nada y darlo
todo a cambio. Tenéis la experiencia de sufrimiento y austeridad. Habéis vivido
momentos complicados y seguís en la brecha.
2. Gracias por vuestro amor en el
trabajo cumplido y en la alegría del bien hecho y realizado cada día.
3. Gracias por las infinitas veces que
os habéis quedado con nosotros en las duras y las maduras. Cuantos sacrificios
para hacernos felices.
4. Gracias porque habéis unido a las
familias en todas las fiestas y cumpleaños en todos los días sencillos y
grandes de la vida con vuestras grandes virtudes.
5. Gracias por saber estar y haber
hablado cuando había que hablar y haber sabido callar cuando era
necesario.
6. Gracias por llevarme a la escuela y
por recogerme con tanto cariño que estaba deseando cada día
encontraros.
7. Gracias por enseñarme a rezar a tus
devociones de toda la vida, por enseñarme que se puede ser cristiano, creyente
en medio de los problemas que continuamente nos aquejan.
8. Gracias por no renunciar a vuestras
raíces a la alegría de compartir con los amigos a tratarnos siempre sabiendo lo
que nos hace inmensamente felices.
9. Gracias porque cuando a veces los
años nos hace descubrir nuestra fragilidad y torpezas y las habéis vivido todo
como envejece el buen vino para mejorar y seguir sembrando bondad hasta que el
cuerpo y alma aguante.
10. Gracias porque con vosotros nuestros
queridos abuelos, queridos mayores vamos aprendiendo la realidad de una vida
vivida desde el amor y con entrañas de misericordia.
Sabemos que Dios no es el aguafiestas de
la vida sino aquel que nos hace vivir la vida como la verdadera fiesta que
nunca se acaba cuando la vivimos como vosotros desde los límites vividos con
amor que nos lleva a ser y a vivir con esperanza.
+Francisco Cerro
Chaves
Obispo de Coria
Cáceres