VI DOMINGO DE PASCUA
MEMORIA Y OLVIDO.
Jn 14, 23-29.
Jesús habla del Espíritu Santo que como Señor y dador de vida tiene como
paráclito, otro abogado defensor, la de ir formando en nosotros los
sentimientos del Corazón de Cristo.
A través de los siete dones facilita la vida cristiana, la vida interior,
para que seamos santos e irreprochables ante El por el amor. Los dones son
regalos para amar con su mismo corazón. A través de los frutos reconocemos la
acción de la Trinidad en nosotros que es amor, alegría, paz y magnanimidad. Los
frutos son la prueba de algodón de la presencia del Dios que recrea y enamora.
Tres son las afirmaciones de Jesús sobre el Espíritu Santo:
1. Nos recuerda el amor total y absoluto de quien se entregó por nosotros
a la muerte, y una muerte de cruz. Olvidar una historia mal hecha por nuestra
parte y traer a la memoria todos los benéficos, que esa la historia de
salvación aplicada a nuestra vida, como la respuesta del Amor de Dios, su
misericordia ante nuestros pecados. Es el Espíritu Santo el que tiene la misión
de vivir en la memoria permanente de tanto amor recibido y en el olvido de lo
que no nos deja vivir cantando las misericordias del Señor.
2. Todo lo hace nuevo. El Padre crea, Cristo resucitado con su Espíritu recrea
una vida nueva vivida con un corazón nuevo el mismo Corazón de Cristo. Ese
corazón nuevo es fruto de los dones del Espíritu Santo.
3. Por último es el Espíritu de Jesús el que desde el Padre nos envía el
Señor resucitado a la diestra del Padre y nos lanza a la misión de ir por el
mundo evangelizando. No nos podemos callar todo lo que hemos recibido. Es
preciso salir por los caminos a contárselo a todo el mundo. No quedarnos en la
tristeza de la queja de no hacer nada. Es necesario dejarse y darse, como los
santos que se han dejado en las manos del Padre y desde su pobreza se han dado
a quien siempre tiene abierto el Corazón sirviendo en las periferias.
+ Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres