Domingo 26 de mayo de 2019
Despertar cada mañana con la convicción de que al amanecer el Señor nos sacia con su semblante. Madrugar por el Señor y saber que el encuentro con El orienta muestra vida hacia la alegría y el júbilo de su amor mas fuerte que el pecado el dolor y la muerte.
Orar el día del Señor es saber vivir en la Eucaristía centro y cumbre de la vida cristiana. Es saberse amado por un amor que nos hace vivir en la alabanza y el agradecimiento.
Dice San Agustín que vivir con el Resucitado es el cielo vivido en la alabanza y el agradecimiento.
Quien no sabe agradecer y alabar vive en la tristeza de la queja del infierno quien ha conocido al Resucitado y vive agradecido ha comenzado a vivir en el cielo de las delicias de su Corazón.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria Cáceres