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Viernes de la octava de pascua.
Orar es siempre saborear un amor que nos hace arder el corazón como a los de Emaus. Solo se ora para amar. Solo se ama en la medida en que se ora.
No se puede amar hasta que te duela sino somos capaces de beber cada día de la fuente de la vida y del amor. Cuantos se quedaron en el camino porque les faltó la oración como la gasolina al coche para llegar a la meta.
Es tan fácil quedarse en la queja de los que colapsaron la vida cristiana y no hicieron nada por sacar adelante una entrega incondicional al Señor de la vida.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria Cáceres
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