Martes de la octava de Pascua
Orar con Cristo Resucitado siempre nos lleva a citarnos donde el encuentro es pleno. Nos conduce a orar en el cenáculo donde se hace presente el Resucitado en la eucaristía, en la comunión con la Iglesia, cuando nos ponemos de rodillas a los pies de los sufrientes.
Nos cita en el lago Tiberiades de la vida, donde se sufre, se trabaja, se ama y se espera.
Nos cita también en todos los caminos de Emaus del mundo, donde los decepcionados y desilusionados de la vida en el encuentro con el Peregrino hace arder el corazón de la esperanza.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria Cáceres