Viernes de la octava de Pascua.
Esa paz matutina que se ofrece desde los primeros momentos de la vida, como ternura y consuelo.
La paz vespertina de Cristo resucitado se anuncia en el cenáculo y es fruto de la pasión, se llega después de haber pasado por el sufrimiento y la cruz.
† Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres