lunes, 2 de mayo de 2016

LOS CATEQUISTAS, CANTORES DE LA MISERICORDIA DEL SEÑOR

LOS CATEQUISTAS, CANTORES DE LA MISERICORDIA DEL SEÑOR



En mis encuentros con todos aquellos que desde el amor y la pura gratuidad entregan su vida, me encuentro con los catequistas, hombres y mujeres que hacen una labor impagable. Desde una profunda vivencia del Amor a Jesús, quieren transmitir la fe a los niños, a los adolescentes, a los jóvenes, a las familias... y lo hacen con la fuerza de su testimonio personal y de su entrega siempre generosa. Tienen que luchar para hacer atractiva la catequesis ante muchos niños, adolescentes y jóvenes que vienen a la catequesis sin ninguna motivación, tratando de ofrecerles lo mejor que tienen y se dan al servicio del Evangelio y de la Iglesia. Muchas veces incomprendidos por las exigencias de los padres o familiares que les gustaría un cristianismo “a la carta”, donde las exigencias fuesen casi ninguna. Y sobre todo, en vez de vibrar con saber que se le está dando lo mejor, que es Cristo, a sus hijos, no colaboran, ni se hacen presentes, ni apoyan la labor del catequista. Es verdad que muchos niños y padres y la misma comunidad parroquial globalmente les apoyan, pero cuántos malos tragos, cuántos llantos contenidos, cuánta quemazón ante los menosprecios de una labor realizada desde la gratuidad absoluta y por Amor al Jesús de la Vida y a todos lo que quieren transmitirles la fe, con la conciencia de que “perderse a Cristo es perderse lo mejor de la vida”. He visto a catequistas en nuestros encuentros, convivencias, campamentos, campos de trabajo, escuelas de formación, ejercicios espirituales, y todo para ser más entregados y disponibles a los que catequizan. Desde aquí, como obispo, os sigo animando a seguir realizando tan grande y hermosa labor de transmitir la fe, de evangelizar. La Iglesia Diocesana, que vive con gozo estos momentos del XIV Sínodo Diocesano, en el primer gran tema hablamos de la transmisión de la fe a los niños, a todos. Vosotros tenéis una labor tan preciosa siempre, que os estoy muy agradecido y quiero seguir contando con vosotros, y unidos a vuestros párrocos y a toda la Iglesia Diocesana, con vuestra delegación y delegado, os doy las gracias y cuento con vosotros para seguir siendo cantores de la Misericordia del Señor.
Quiero terminar dedicando un decálogo que escribí al terminar un encuentro con vosotros, los catequistas, donde quise agradecer al Señor vuestro testimonio, vuestra preparación y sobre todo vuestro amor gratuito. No cobráis NUNCA, más que cuando alguno os lo agradece con una sonrisa... y yo quiero ser el primero:
1. Gracias por ser creyentes en un mundo descreído.
2. Gracias por dedicar vuestro tiempo y vida al “oficio” más clave: transmitir la fe en Jesús.
3. Gracias por estar ahí de un modo sencillo.
4. Gracias por vuestra paciencia.
5. Gracias por no “tirar la toalla”.
6. Gracias por creeros de verdad lo que enseñáis.
7. Gracias porque a pesar de las dudas, no os habéis quedado cruzados de brazos.
8. Gracias por ser “Cristos de Misericordia”.
9. Gracias por hacer felices dando a Jesús.
10. Gracias porque os he visto dedicando lo mejor de vuestra vida a dar “razones para la esperanza”... y no habéis exigido nada a cambio.

+Francisco Cerro Chaves

   Obispo de Coria-Cáceres