viernes, 19 de junio de 2015

CON SANTA TERESA DE JESÚS REZAMOS POR LA VIDA CONTEMPLATIVA

CON SANTA TERESA DE JESÚS REZAMOS POR LA VIDA CONTEMPLATIVA




Nuestra Diócesis es rica en vida contemplativa. En este Año de la Vida Consagrada, que miramos al Señor con los ojos de Santa teresa en el V Centenario de su nacimiento y con nuestra Iglesia que camina en Coria-Cáceres en el XIV Sínodo Diocesano, afrirmamos que valoramos y pedimos por la vida contemplativa.
La Iglesia nos lo recuerda en el domingo de la Santísima Trinidad, pero todos los días del año debemos rezar por los contemplativos, hombres y mujeres que viven para el Señor, “para Vos  nací” y expresan con sus vidas que “sólo Dios basta”.
¿Qué nos transmite la vida contemplativa? 
1.    Lo Absoluto de Dios. Olvidamos con frecuencia  que el Amor de Dios, ese Amor olvidado, debe ser acogido por la humanidad, por la Iglesia para vivir “sembrando claridades” y recordando que lo que dice San Agustín es una verdad del anhelo y la nostalgia del corazón humano “nos has hecho, Señor para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti” ¿No es una realidad que nuestra sociedad no es una sociedad equilibrada y “descansada” por el Amor? ¿No aflora en nuestra existencia demasiada violencia interior que se manifiesta en lo exterior?  La vida contemplativa subraya la primacía de Dios, pero no os preocupéis que si es auténtico este amor a Dios nos lleva de cabeza a la pregunta clave: Cuando llamamos a Dios Padre, El me responde: ¿Dónde está tu hermano?
2.    Ser fecundo en el corazón. Tenemos demasiado miedo en el interior y esto nos impide descubrir el rostro de Dios y el grito de los pobres. Vivimos sin vivir. Pasamos sin enterarnos. Cuando dejamos la vida la mayoría tiene la impresión de  que no ha vivido nada. Se vive tan aprisa que no se vive con mucho se malvive, se sobrevive. ¿Dónde reside el problema? Nos falta silencio y oración. La vida contemplativa, nuestros monasterios son como auténticos pulmones dentro de la Iglesia que hacen respirar la esperanza, nos enseña a valorar la oración  y el silencio como lugar donde puede anidar y fructificar la presencia de Dios. Es necesario recuperar espacios de silencio y de oración para vivir.
3.    Apostar por la esperanza.  Con Santa teresa de Jesús, con los contemplativos aventuramos la vida con esperanza. Decía Magdalena Lebrell que podemos vivir la vida como una partida de ajedrez donde todo está calculado como un teorema donde los hechos se mueven al capricho del destino o como una fiesta o como una aventura que desde el corazón de Dios nos abre a la esperanza. Nuestro mundo superficial debe  descubrir que el horizonte de la esperanza se descubre cuando se vive una profunda vida contemplativa. Thomas Merton decía que al mundo lo soluciona un ejército de contemplativos

¿Te apuntas?  Gracias a la vida contemplativa tan rica en la Iglesia, tan gozosa en nuestra Diócesis. Rezad por el Sínodo.

† Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres