domingo, 21 de junio de 2015

AÑO DE LA MISERICORDIA

AÑO DE LA MISERICORDIA
(COMIENZA EN LA INMACULADA)


En pleno momento de sacar adelante, como un auténtico ejercicio de la corresponsabilidad, nuestro Sínodo Diocesano, la propuesta de Francisco, promulgando el Año de la Misericordia, nos viene como anillo al dedo. ¿Por qué? Es clave que todo lo que estamos reflexionando en el Sínodo y sobre todo rezando juntos, nos lleva a buscar soluciones para esta Iglesia diocesana “milenaria, sencilla y humilde”, que desea ser fiel al Señor y acertar en la evangelización de una sociedad donde se ha perdido la primacía de Dios y sobre todo la esperanza de que “otro mundo es posible”. Es necesario volver una y otra vez a la unión con Cristo, que nos lleve a la esperanza. ¡Un año dedicado a la Misericordia! Todas las iniciativas del Papa Francisco, sólo se pueden vivir cuando todos los cristianos nos tomamos en serio que no se puede evangelizar sin Misericordia, pero la Misericordia se experimenta y se transmite cuando vivimos la verdadera mística los que entran en el verdadero misterio de Dios y lo experimentan.
En este año de la Misericordia, desde el Sínodo Diocesano, deberemos acentuar estos tres aspectos:
1. SENCILLEZ a la hora de que la Misericordia del Señor impregne toda la actividad sinodal: los trabajos, los materiales; sin esa Misericordia que debe impregnar toda la vida diocesana, toda la pastoral, nos perdemos una y otra vez ante la falta de respuesta y fecundidad, y pasemos a engrosar el número de quemados intensivos.
2. ARMONIZAR, es decir, que todo lo que estamos haciendo y realizando en el Sínodo Diocesano, como un caminar juntos con Cristo, nos debe llevar a crear una verdadera etapa, marcada por la misericordia. Siempre se puede armonizar todo, no para multiplicar frentes, que a veces nos agotan, sino sencillamente armonizarlo todo desde una verdadera profundización en lo que es prioritario. Al XIV Sínodo tenemos que darle una espiritualidad, un alma, y esto es lo que nos aporta el Papa Francisco con el Jubileo de la Misericordia.

3. ATERRIZAR. Lo mismo que los temas sinodales nos llevan a un aterrizaje en propuestas de renovación, no se podrá realizar sin un volver una y otra vez a la Misericordia del Señor. Aterrizar es lo que nos propone el Sínodo y el año de la Misericordia. Primero la ternura en la propia vida que necesitamos todos de la acogida, de la infinita Misericordia. Nadie podrá transmitir la Misericordia del Señor, si antes no hemos sido capaces de acogerlo y sobre todo de “creernos” que también Dios es Misericordioso conmigo porque nos experimentamos necesitados de Misericordia. Sin el Amor del Señor Misericordioso probablemente construyamos poco y una pastoral sin vida, sin alma, sin corazón. Caminar juntos con Cristo, en Sínodo, y a la vez en clave de Misericordia, puede ser, contando con su gracia y Misericordia, el que se realice la paella, es decir se puede acertar. Un Sínodo con entrañas de Misericordia. 

+Francisco Cerro Chaves

Obispo de Coria-Cáceres