SANTA
TERESA DE JESÚS Y PEDRO DE ALCÁNTARA,
UNA AMISTAD EN JESÚS
Los santos han sido siempre increíblemente fecundos desde
su pobreza aceptada y vivida. Teresa de Jesús y Pedro de Alcántara viven una
profunda amistad desde “Cristo, por Él, con Él y en Él”. Esta ha sido la razón
por la que hemos elegido para ganar el jubileo tres lugares en nuestra diócesis
de raigambre alcantarino. Su pueblo natal, donde fue bautizado, nuestra querida
Alcántara; el Palancar, donde todo rezuma pobreza y santidad, el convento más
pequeño del mundo. Es aquí donde a Santa Teresa cuenta cómo vive y duerme “fray
bendito Pedro de Alcántara”. En el libro de su vida hace un retrato profundo y
sencillo que todavía hoy nos conmueve del más santo de los extremeños y el más
extremeño de los santos El otro lugar alcantarino es San Pedro de los
Majarretes, pegando a Valencia de Alcántara, donde San Pedro tuvo su toma de
hábito. Pronto se cumplirá también un aniversario de este acontecimiento, que
no puede pasar desapercibido porque este hombre “de raíces de árboles” nos
lanza a una santidad “sencilla y alegre” como nos lanza la santa abulense. ¿Qué
unió a estos dos santos que viven en el mismo tiempo, con las mismas
circunstancias históricas y eclesiales nada fáciles? Les unió un profundo amor
a Cristo Crucificado. Sus doctrinas no son teoría. Es pura experiencia.
Experiencia del Amor a Dios. Cuando se leen los escritos de ambos se descubre
que ¡cómo no van a coincidir si la raíz de su Amor es Cristo Vivo! Se lanzan
por un Amor que, aunque a veces puede levantar alguna “sospecha”, sin embargo
al final se cumple lo que ellos mismos repiten: “la verdad padece, pero no
perece”. Segundo, no fue negociable su amor a la Iglesia concreta que les tocó
vivir. Los dos amaron y vivieron unidos al papa, a los obispos, al pueblo de
Dios, a los religiosos, a los laicos. Su exigencia es de una espiritualidad de
comunión tan abierta como anclada en la verdadera doctrina. Se entendieron
porque los dos vivieron en la órbita de Dios. No les unió intereses egoístas y
mucho menos diplomacia, les unió la misma pasión por el Amor de los amores. Por
último, Pedro de Alcántara y Teresa de Jesús fueron los verdaderos
evangelizadores desde una experiencia de Amor a Jesús, a la Iglesia y a los
necesitados y carentes de amor ¿Dónde estuvo su “novedad” que les une en un
solo corazón? El papa Francisco nos da como clave la alegría del Evangelio y
que la tristeza es la patria de los egoístas e individualistas. Estos santos de
Ávila y alcantarino, nos lanzan a encontrar que el camino de la vida mística
entran en el misterio de Dios, exige poner los pies en el suelo y nos lleva
inexorablemente a la caridad. Teresa de Jesús llegó a decir que si no
perdonamos de corazón, ella duda de la vida de oración. San Pedro de Alcántara
fue capaz de mendigar para pedir comida para sus hermanos enfermos.
+Francisco Cerro
Chaves
Obispo de
Coria-Cáceres