jueves, 26 de junio de 2014

Salmo para confiar en la esperanza



Señor, nos han dicho que vienes,
que estemos preparados
pues siempre llegas de repente
como ladrón en la noche.
Un escalofrío ha pasado por todo mi cuerpo
al saber que vendrás, que ya estás ahí.
He sentido vergüenza,
me ha dado miedo mi desnudez,
como a Adán y Eva.
Ante mis pecados,
he preferido huir y esconderme
tras los árboles de la ciudad.
Sin embargo, Señor, tú has venido
y has preguntado por mí.
Has sido tú, el que has salido en la noche,
me has buscado por todas las aceras,
te has presentado en los lugares de moda,
has preguntado en los sitios
que siempre he frecuentado. Y de pronto…
Sí, sabía que eras tú,
ya no me envías mensajes,
eras tú en persona,
el amor de mi vida;
me has encontrado
y no quiero perderte jamás.
Amén.

martes, 24 de junio de 2014

Me esperabas en la cruz


Estabas crucificado y me acerqué a Ti, con mi manos de siempre manchadas por el pecado de la traición y de la cobardía… Me esperabas cuando estaba crucificado junto a Ti.
Al mirarte a Ti comprendí que no tenía que tener miedo. Aprendí a confiar, aunque estaba cargado con el peso de mis pecados, pues Tú jamás rechazas al que acude a Ti con confianza.
Y eso me pasó a mi: que te encontré con el Corazón abierto al perdón y a la amistad.
Hoy te miro una y otra vez crucificado y voy comprendiendo que la autenticidad del amor, se mide por la capacidad de entrega y sacrificio; de perdón, de amor y de misericordia.

viernes, 20 de junio de 2014

La autoridad como servicio


(Marcos 1, 21-28)
Siempre me ha interrogado la vida y el amor de Jesús en todo. Se acercaban a Él porque transmitía vida y acogía a todos. Nadie se marchaba de su lado sin haber experimentado de una u otra manera que era amado de Dios, de una forma única e irrepetible. Pero lo que más me ha impresionado siempre ha sido que Jesús no enseñaba como los demás, enseñaba con autoridad. ¿Qué significa esta autoridad? Jesús siempre era sugerente y no imponía nada que uno no pudiese aceptar libremente. «Si quieres...», le dijo al joven rico.
He llegado a la conclusión de que la autoridad de Jesús se fundamentaba en que estaba detrás de ella la coherencia de su vida. Jesús enseñaba con autoridad porque todo lo que decía lo vivía. Su autoridad era su amor incondicional, la entrega total y absoluta de su vida. Nada le desautorizaba, porque lo que decía lo vivía, y en lo que mandaba estaba detrás la explicación con su ejemplo. Era coherente y veraz en todo, ésta era la autoridad que causa asombro.
Enseñar con autoridad al estilo de Jesús es no un autoritarismo que no sabe de comprensión con las personas y que tiene mucho de amor propio. Enseñar con autoridad es la coherencia de que quienes le conocían decían de Él: «He ahí un hombre que lo que enseña lo vive y, sobre todo, que, antes de nada, enseña con su ejemplo de vida». ¡Qué distinto nuestro mundo de tanta palabrería y de tan poco hacer. De acciones sin contenido. De charlatanes sin cumplir casi con nada! Me quedo con Jesús, con su autoridad, la única que sigue siendo creíble, que brota de una vida auténtica, que se moja el primero. Autoridad, porque no decía, ni enseñaba nada que no estuviera explicado con su vida.
Precisamente porque en la situación que hoy vivimos hay tanta inflación de palabras, por eso, hay tanto autoritarismo y tan poca autoridad, al estilo de Jesús. Nos falta vida y nos sobran palabras. Sólo con asomarse un poquito a nuestro querido, maltrecho y pequeño mundo, nos damos cuenta de ello.

Venid y lo veréis

(Orar con Mc. 1, 1-11)
El amor de Dios siempre nos sorprende. Es el único amor que nunca está en crisis. Se sigue ofreciendo constantemente.
Como decía el Beato Spínola, al igual que las fuentes públicas, siempre con el agua dispuesta para quienes se acercan a beber.
Quizás, en un mundo como el que nos ha toca do vivir, donde existe una inflación de palabras y el testimonio de vida es un bien escaso, debemos plantear- nos que lo que nos dice Jesús es lo único que ha ce creíble nuestras vidas, el testimonio personal. Venid y lo veréis. Porque fueron con Él y se quedaron.
Hoy, nos hacen falta comunidades acogedoras, abiertas y, a la vez, que se les note que se lo creen. Cristianos sin complejos que digan: Venid y lo veréis.
Ante tanta palabrería, ante tanta incoherencia entre lo que se dice y lo que se vive, Jesús nos da la solución: Venid y lo veréis. Es verdad que siempre existe un gran abismo entre lo que vivimos y lo que nos gustaría vivir. Es verdad que somos frágiles y pecado res. Pero también es verdad que, como decía un autor moderno, si los cristianos no ardéis, el mundo morirá de frío, el mundo perderá la luz que viene de Cristo. Tendríamos que plantearnos por qué las gentes no vienen a nuestras comunidades, porqué a veces no están a gusto en nuestros grupos, porqué no buscan lo que tanto necesitan y que el Señor ha dado a su Iglesia. Es cierto que, a veces, Cristo, que es el gran tesoro de la Iglesia, está envuelto en un papel de pésima calidad. Pero también es cierto que, por eso, no deja de ser el tesoro que llevamos dentro, el gran don y regalo que hemos recibido y que tenemos que comunicar. Venid y lo veréis, y descubriréis que, ser cristiano, sigue siendo la aventura más apasionante. Que perderse a Cristo es perderse lo mejor de la vida. Que nosotros hemos conocido el Amor y, por eso, os decimos desde nuestra pobreza y nuestras limitaciones: Venid y los veréis.
+ Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres

miércoles, 18 de junio de 2014

Hora Santa en el Mar de Galilea

Enero de 2007.
He venido a Tierra Santa a dar gracias al Señor de la vida por 25 años de sacerdocio. Somos un grupo que estamos viviendo una experiencia intensa de la ternura del Amor de Dios.
El Lago Tiberiades está envuelto en una niebla intensa que aparece y desaparece. De vez en cuando en el cielo se refleja el resplandor de estrellas lejanísimas.
Nos adentramos en el barco hacia el Lago Tiberiades. Mar adentro. En un momento se paran los motores. En medio de la noche comienza la Hora Santa. Leemos un texto del evangelio que, como siempre, nos invita a meditar.
Acurrucado en medio de la noche fría, me encuentro como nunca en la paz profunda del corazón que siempre provoca un encuentro profundo con el Dios de la Vida.
Vuelvo a sentir una memoria agradecida: ¡no me puedo quejar cuando he recibido tanto…!
La noche invernal de enero es un espectáculo increíble en el Mar de Galilea.

martes, 17 de junio de 2014

Ser feliz sin fisuras



La verdadera felicidad,
anhelo de todo corazón humano,
solo se alcanza
de una manera duradera
cuando me siento amado
en todas las
circunstancias de la vida,
en las duras y las maduras.
Esta es la felicidad
sin fisuras.

viernes, 13 de junio de 2014

Solo hay que coger su mano

(Orar con Lucas 2, 1-14)
Jesús pasa haciendo el bien y sanando a los enfermos. Si quitásemos de los evangelios los pasajes donde Jesús se acerca, escucha, cura a los enfermos, los dejaríamos muy reducidos. Verdaderamente, Jesús, con su vida y su ejemplo, nos recuerda que los que sufren son el gran tesoro de la Iglesia. Aquel padre se acercó a Cristo, como tantos otros padres, viendo a su hija sufrir. Quizás no existe sufrimiento más angustioso que ver sufrir a la persona que se ama y no se puede hacer nada por ella. Jairo es un hombre religioso, pero que se encuentra como todos, tarde o temprano, con el dolor y la muerte. Acude a Jesús. El sufrimiento es siempre lo que provoca la pregunta más violenta que hacemos contra Dios y sus planes. En el fondo, creemos que, cuando sufrimos, Dios no nos quiere y estamos muy lejos de Él, cuando, precisamente, es todo lo contrario. El gran drama de los que sufren es que le preguntan a Dios: ¿Por qué?, pidiéndole explicaciones que, en el fondo, es «querer ser como Dios». La gran tentación del corazón humano es ponerse en el puesto de Dios, cuando, en realidad, al Señor siempre le debemos preguntar: ¿Para qué?, pues, como les dijo a los apóstoles, «lo entenderéis más tarde».
Él nunca responde a ¿Por qué? Y siempre con la vida, más tarde, responde a ¿Para qué? Aquella niña de 12 años, edad en que se abría a la vida y comenzaba a ser mujer y a tener todas las esperanzas e ilusiones del mundo, parecía que se había tronchado. Sólo hay un camino, la aceptación y saber esperar, porque después del túnel siempre se enciende una luz. Si los arquitectos humanos hacen los túneles con salidas, Dios nos mete en túneles que siempre tienen salidas, siempre existe una luz, aunque sea al final; sólo hay que tener paciencia y vivirlo todo desde el amor de Dios.
Jesús hace el milagro, como hace miles de milagros cada día devolviendo la vida a tantos muertos por el pecado y el egoísmo. Se interesa, nos mira, nos abraza, se palpa que todo lo humano afecta a su Corazón. Sencillamente, nos ama desde la realidad de nuestra vida.
Jesús la tomó de la mano. Como para indicarle su amor por lo pequeño, por lo insignificante. Al instante, se levanta, como Pablo, que para recuperar la vida tiene que ser cogido de la mano, como un niño. La verdadera vida siempre es Jesús, que se hace Vida y Camino para todos los que se abandonan en sus manos. La clave es confiar. Su padre, sencillamente, confía en la fuerza y el poder del Señor. Jesús toma de la mano a la niña y le dice: Talita, kumi (¡Niña, levántate!) En el fondo, siempre que el Señor se acerca a nuestra vida, es para darnos Vida en abundancia. Sólo hay que coger su mano, y su Corazón.
+ Francisco Cerro Chaves
obispo de Coria-Cáceres

jueves, 12 de junio de 2014

Es imposible no amarte



Cuando te conocí, hace años,
la vida me dio un vuelco
de trescientos sesenta grados.
Es imposible conocerte
y no amarte.
Todavía es más imposible
poder vivir sin Ti
desde que tu visita
me dejó la alegría
de una Presencia Permanente.
Amén.

miércoles, 11 de junio de 2014

Opciones


Nunca digas “no quiero” porque, entonces, Dios no violentará tu libertad.
Di “no puedo” y verás cómo Él te eleva como un niño para estrecharte contra su Corazón.

martes, 10 de junio de 2014

Tres claves de conversión


(Orar con Mc. 16, 15-18)

La palabra conversión y san Pablo han quedado unidas para siempre. El que fue perseguidor de los cristianos pasa a ser apóstol de Jesús con su propia vida, hasta considerar todo basura, con tal de alcanzarle. Cristo fue para Pablo su Vida, su Doctrina, Todo...

San Pablo, tirado por tierra, tirado por el suelo, siempre que habla de su conversión, de su encuentro con Cristo en el camino de Damasco, repetirá tres claves. Son éstas, tan sencillas como profundas. La primera es que no veía nada. Para acercarse a Jesús es necesario descubrir nuestra propia ceguera, nuestras propias oscuridades. Saulo va a descubrir que, lejos de Cristo, nuestra vida es oscuridad. No encontramos la luz verdadera que nos conduzca hacia la vida plena que nos ha traído Jesús. Hasta que no descubramos nuestras propias oscuridades, no podrán ser iluminadas por la Luz que nos trae Cristo y que hace que toda la vida la vivamos con otro estilo.

La segunda clave: Pablo dice que tuvo que ser cogido de la mano como un niño. Sólo en la medida en que descubrimos nuestras necesidades y somos cogidos de la mano, como nos recuerda san Pablo, es cuando verdaderamente estamos en el camino de la conversión. El encuentro definitivo de conversión es hacerse como un niño, y hacerse como un niño tiene mucho que ver con ser cogidos de la mano para ser conducidos a vivir y entrar en la verdadera vida. Jesús lo dijo: Si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Hacerse como un niño es volver a la raíz del Evangelio.

La tercera clave, de la que nos habla san Pablo como confesión, y que nos sorprende al hablar de su conversión, es que, como no veía nada y tuvo que ser cogido de la mano, se refiere a la Iglesia que camina en Damasco a través del presbítero Ananías, el que encauza su oscuridad hacia la Luz que es Cristo. Cuando el presbítero lo acoge en la comunidad de Damasco y lo bautiza, se esfuma toda su oscuridad hacia la Luz plena que es Cristo. No existe conversión que no pase por la comunión con la Iglesia. Sin la Iglesia, no hay conversión, ni se puede vivir en el gozo del Evangelio. San Pablo, ya desde el primer momento, entenderá que tan sólo en la Iglesia Madre ha puesto las bases de la verdadera conversión: sin comunión con la Iglesia no existe conversión plena, ni duradera.


lunes, 9 de junio de 2014

El Cirineo

La vida toma una dimensión nueva,
cuando se ofrece por la redención del mundo.
Ibas camino de la cruz y me acerqué a Ti. Te ayudé, más por compromiso que por convicción. Sin embargo mi ayuda se convirtió en el camino que Tú inaugurabas…, el de colaborar contigo a la Redención del mundo.
Gracias por todos los que colaboran y ayudan a los hombres en el camino de sus cruces. Los que son capaces de amar hasta el final y ofrecer sus manos cansadas, para que otros descansen y tengan vida abundante: tu Redención.
Tú fuiste en realidad el que me ayudaste Siempre eres Tú el primero y siempre eres capaz de llegar más allá de lo que uno podía imaginar.

Decálogo ante la depresión



1. Aunque no estoy para muchos razonamientos, no siempre será así.
2. Aunque veo que no tengo solución, todo pasará si tengo paciencia.
3. Aunque es de noche, se escucha manar el agua de la fuente.
4. Saber aceptar que es necesario atravesar la noche para que llegue el día.
5. Ser humilde y tratarme bien.
6. Cuidarme es la mejor inversión para el futuro.
7. Aunque no estés para muchas lindezas espirituales, Dios lo vive contigo.
8. Dejarte ayudar es comenzar a cambiar.
9. Ponte en manos de quien te puede ayudar de verdad.
10. Aunque no lo creas, NADA ESTÁ PERDIDO.

viernes, 6 de junio de 2014

Tirar la toalla


No tires la toalla pensado que no tienes solución.
La solución comienza, precisamente, cuando decides no tirar la toalla.

miércoles, 4 de junio de 2014

Monte Nebo (Jordania)



El desierto, sin caminos, solamente una inmensidad de arenas me hizo vivir en aquel día caluroso de verano en el Monte Nebo una profunda experiencia de encuentro con el Señor.
Allí murió Moisés, viendo al fondo Jericó, jardín de palmeras. El pueblo estaba extenuado y solo la promesa de entrar en la Tierra Prometida suavizaba la herida de no tener patria donde vivir.
Allí, en el Monte Nebo, los franciscanos han colocado un estandarte que recuerda que los que era mordidos por la serpiente curaban mirando al que hizo Moisés por mandato de Dios. Los que eran mordidos solo curaban contemplando aquel estandarte, que más tarde nos recordará a Cristo crucificado.
También nosotros, mordidos por la serpiente de la vida, solo curamos mirando a Cristo crucificado y con su corazón abierto.

martes, 3 de junio de 2014

Decálogo del equilibrio



1. Ayúdame, Señor, a ser radical, sin ser fanático.
2. Ayúdame a ser contemplativo con las manos en la masa.
3. Ayúdame a vivir gozoso, sin olvidar a los olvidados.
4. Ayúdame a reconocerme pecador, sin ser corrupto.
5. Ayúdame a ser humilde, sin ser cobarde.
6. Ayúdame a sembrar sin desfallecer, aunque no vea el fruto.
7. Ayúdame a ser cercano respetando al otro.
8. Ayúdame a vivir cantando tus Misericordias en la noche oscura.
9. Ayúdame a la alegría esperanzada, cercano a los que no la tienen.
 10. Ayúdame a vivir en la confianza aunque esté en la intemperie.

lunes, 2 de junio de 2014

Aquí hay algo distinto



(Orar con Marcos 1, 1-8)
Ser cristiano es haber descubierto el secreto de la verdadera alegría. Esta alegría tiene mucho que ver con volver a vivir la vida en Dios. El mundo de hoy, la gente, habla de sobrevivir, de malvivir, de convivir, pero nuestra gente se viste de tristeza y de aburrimiento por las calles. Tendrá razón quien dijo que el aburrimiento salvará al mundo, porque es hora de volver a la necesidad de descubrir caminos nuevos para vivir a tope. La llamada a la conversión es siempre una llamada a descubrir la verdadera vida. Para san Juan, convertirse es volver la mirada, una y otra vez, a quien tiene traspasado el corazón; para Pablo, convertirse es vivir con los sentimientos de Cristo, pero todos dicen lo mismo: la clave es haber descubierto a Cristo, como camino de vida verdadera. Le preguntaban a la Madre Teresa de Calcuta cuál era el secreto de su vida. Los periodistas trataban de arrancarle a esta santa mujer su secreto más codiciado. Ella bajó la voz y, con mucha sencillez y sentido del humor, dijo: «¡Mi secreto es Jesús, y se lo podéis decir a todos!»
Ésta es la clave de una vida que deseamos vivir al estilo de Jesús, haber descubierto el secreto de la verdadera vida. Si los cristianos diéramos testimonio, si nuestra luz alumbrara a tanta gente que languidece y vive sin vida, otro gallo cantaría. Podemos luchar contra todo lo que nos parezca que quita el gozo de vivir a las personas, pero como no vean en nosotros un testimonio de vida, nos pasará que nos hemos parado en Juan Bautista, quien decía: Preparad el camino del Señor, pero no habremos crecido a la vida que anuncia Cristo.
Tenemos que denunciar y anunciar. El secreto es que, muchas veces, a nuestra sociedad le ocurre que no sabe qué inventarse para hacernos felices. Poco a poco nos va descubriendo que la vida está ya bien inventada, y que todo lo que no nos ayuda a vivir a tope la esperanza tiene las fechas contadas. Existen muchas cosas que tienen fecha de caducidad. Sólo el amor, sobre todo el amor de Dios, no se acaba. Es siempre una novedad y es la fuente de la verdadera conversión, de vivir allanando el camino del Señor. Hace unos años, en Valladolid, me encontré con un joven que vino a verme y me comentó: «Pasaba por aquí y he entrado porque he visto gente feliz, y me he dicho: Aquí hay algo distinto».
Es necesario que hoy, en medio de nuestra tierra, sembremos en el corazón la semilla de la esperanza a través de que nuestro discurso, junto con el de la renuncia, como el de Juan Bautista, vaya acompañado, inseparablemente, del anuncio de la Buena Noticia de Jesús. Juan es gesto, Jesús es la Palabra. Juan transmite temor, Jesús esperanza. Juan vive en el desierto, Jesús ha puesto su tienda entre nosotros.
Volver a vivir. Volver a estrenar cada día la alegría de ser cristiano. Sin fanatismos, pero sin complejos. Descubrir el gozo de que la esperanza siempre nos pertenece. Que no vivir en esperanza es traicionar el mensaje de Jesús. Que el Evangelio es siempre el anuncio gozoso de un Amor Total, y que ese anuncio descubre que muchas cosas no van bien. Pero que sabemos que, entre todos, podemos y debemos continuar construyendo la civilización del Amor que es el mensaje de este Adviento.