Tarde de lluvia en una visita pastoral.
Junto al fuego hablamos sin pausa con una familia tan
buena y entrañable como sencilla.
Poco a poco cae la tarde.
La mujer, enferma, recibe la comunión mientras fuera
sigue lloviendo.
Me estremezco ante tanta hermosura realizada de una
manera tan sencilla.
Cuando volvía a casa, la escena de aquella mujer
recibiendo a Jesús y el marco de una tarde de invierno seguía fascinando mi
corazón.
Dios se revela en lo cotidiano, en lo sencillo.