miércoles, 27 de noviembre de 2013

Jesucristo, Corazón vivo


El gran descubrimiento de la vida cristiana es que Jesús está vivo. El cristianismo no es una ideología, es una Persona Viva: Jesús, que nos ha revelado el amor del Padre y nos ha dado el Espíritu Santo, Señor y dador de vida. Al entrar en contacto con la persona de Jesús, poco a poco, Él te va descubriendo los secretos de su Corazón. Te va haciendo vibrar con su amistad. Él está vivo y te hace vivir a tope. Sin Cristo el alma muere de tristeza.
La clave del descubrimiento de Jesús, que tiene el Corazón abierto, es que Él nos ofrece incansablemente su amistad. Jesús es Amigo y nos ofrece su amistad. Cuenta Jacques Loew, dominico que trabajó como sacerdote obrero en los muelles de Marsella y que tuvo charlas en la televisión francesa, que un día se le presentó una chica de Marsella, le miró fijamente y le dijo: Que sepa, padre, que yo hablo con Jesús de tú a tú. Jacques Loew le contestó: Pobrecita, decir que habla con Jesús de tú a tú, cuando con Jesús se habla de amigo a amigo.
El Corazón de Jesús siempre ha potenciado la amistad Si Jesucristo vive es para ofrecernos incansablemente su amistad. Él es amigo que nunca falla, que no falta nunca a nuestras citas.
Jesucristo vive como amigo. Su vida es transmitir amistad. Su Corazón es de amigo. Quizás el gran peligro que siempre surge en la vida cristiana es el de alejar a Dios de la vida, de los hombres, de nuestra tierra. Algunos, al contemplar a Jesús, se olvidan de su humanidad. Incluso cuando hablan de que hoy resucitado está vivo, parece que evaporan su humanidad. Presentan a Jesús, su Corazón, sin un corazón como el nuestro… al que le puedo hablar como amigo. Jesucristo, de Corazón vivo, nos habla de que es verdaderamente Dios y hombre y, como hombre, tiene un Corazón que late de amor, que está vivo y que nunca está lejos de los dramas, de los gozos y las esperanzas de los hombres.
Es amigo siempre.