Cuando
Santa Teresa fundó el Monasterio de Valladolid, llamado de la Concepción de
Nuestra Señora del Carmen, se llevó, entre otros, a San Juan de la Cruz. ¿Para
qué? Para que aprendiera en qué consistía la Reforma del Carmelo.
No
le dio una charla, no le dio normas. Le dio ejemplo, le hizo ver.
Y
San Juan de la Cruz vio y oyó… y comenzó la reforma de los Carmelitas.