No
debemos confundir la Iglesia con “los eclesiásticos”, que somos todos y que, a
veces, no vivimos con coherencia el Evangelio.
La
Iglesia es la Esposa de Cristo “una santa, católica y apostólica”.
Los
que formamos la Iglesia (tú también), a veces no somos capaces de revelar el
rostro de Jesús.
Pero
podemos y debemos hacerlo.