martes, 9 de abril de 2013

Sagrario Fernández Jiménez: una explosión de alegría


Editorial: Francisco Moreno Fernández (edición particular)
Año de edición: 1983
ISBN: 978-84-398-0898-5

Cruz y alegría
El Espíritu Santo derrama sus dones sobre los creyentes como Él quiere. Cuando Él quiere. “Dios en tus dones espléndido”. No está limitado por la edad o el tiempo. Puede desbordar todas las medidas. Nos dio un ejemplo en su humanidad cuando desconcertó a los maestros de Jerusalén a sus doce años.
En torno a esta edad de preadolescente Dios quiso volcarse sobre Mª Sagrario Fernández Jiménez. Una niña toledana como las de su edad, pero distinta de las demás. La madurez de su vida espiritual iba muy por delante de su desarrollo humano. No se trataba de una precocidad llamativa o de cara a la galería. Era una vida muy sencilla y evangélica. Sin darle importancia. Estaba muy lejos de dejarse fascinar por las tentaciones del desierto: convertir las piedras en panes, volar desde el pináculo del templo… (Mt. 4).
La clave de esta personalidad cristiana de Sagrario hay que buscarla en haber sabido conjuntar la cruz de su enfermedad cancerosa con una alegría contagiosa. Estaba muy por encima de lo estoico o dolorista. “Aprendió sufriendo a obedecer”, a acatar la voluntad de Dios dentro de la “espesura de la cruz”.
Dios cuenta con la colaboración de sus hijos y de su Iglesia para ir realizando su Reino en cada miembro del Pueblo de Dios. Por una parte es invisible (“está dentro de vosotros”). Por otra parte necesita de manifestaciones externas. San Pablo aplica a este Reino de Dios en las comunidades cristianas evangelizadas por él, tres etapas de desarrollo: plantar, regar y crecer. La familia Fernández/Jiménez recibió de  Dios esta “planta” amorosa” en la primavera del año 66, cuando la liturgia celebra su tiempo pascual.
Para el nacimiento cristiano de su hija los padres escogieron la Fiesta de Pentecostés. Era muy querida esta fiesta para la militancia de la Acción Católica, en la cual participaban ambos esposos. Yo tuve el gozo de actuar como ministro del Bautismo a la sombra de la Patrona de Toledo, Nuestra Señora del Sagrario. Era el primer riego de savia sobrenatural con que la Santa Madre Iglesia hacía fructificar esta planta recién nacida. La familia, como Iglesia en pequeño, acunaba día y noche el desarrollo de su hija, hija también de Dios.
La plantación pentecostal del Bautismo sería completada luego con la Confirmación y la participación en la Eucaristía. Nueva savia sacramental de la iniciación cristiana, que luego irá madurando por la simbiosis del clima religioso de la familia, el colegio y la parroquia. Así, tan calladamente actúa el Espíritu en el interior de las almas. Este crecimiento es obra preferente de Dios, origen y autor de toda vida.
“Es bueno cantar en las puertas de Sión las maravillas de Dios”. En las páginas que siguen tenemos la semblanza humana y cristiana de Mª Sagrario. Los datos están aportados por testigos directos y por una colección de escritos autobiográficos, muy a tono con su edad y su formación. Junto a la cruz, nunca falta la alegría y la esperanza de sobrevivir, siempre condicionada a la voluntad de Dios.
La pluma experta de un sacerdote joven y dinámico, D. Francisco Cerro, de la parroquia de San Nicolás a la que perteneció Mª Sagrario, ha sabido conjuntar todos los datos dándonos una semblanza amena e instructiva. Será de gran provecho para toda la familia cristiana, y más en especial para la juventud. Así se lo pido al Señor.
Toledo, 22 de febrero de 1983
IV Aniversario de su muerte
+ Ireneo García Alonso
Obispo dimisionario de Albacete
(Del prólogo del libro)