Meditación
Los israelitas en el desierto mordidos por las serpientes venenosas, pidieron a Moisés que les librara. Hizo un estandarte y mirándole curaban.
No les quitó las serpientes, pero le dio el antídoto que cura todas las mordeduras venenosas que deja el pecado.
Nosotros sufrimos en la vida muchas picaduras del pecado y solo curamos mirando al que crucificado, tiene abierto el Corazón.
+Francisco
Cerro Chaves
Obispo
de Coria-Cáceres