ESTAMPAS EVANGÉLICAS
Ayer estuve en el Hospital.
Esta vez fue la visita a una mujer gravemente enferma que me conmovió el
corazón. Todavía joven y madre de cuatro hijos estaba en una situación
tremenda. El dolor del alma y del corazón sólo se podía soportar por la
esperanza que siempre es sanadora. No tenía palabras.
Sólo escuché. Muchas veces
aquella mujer recibía mensajes de cariño de sus hijos. Sólo pude acompañar,
callar y mirar con cariño y respeto. Cuando volví a casa la noche estrellada me
invitaba a reflexionar y pedir. No podía nada más.
Rezaba en mi impotencia. A
toda costa mis preguntas se hicieron oración. No quería despertar la amargura
tan difícil después de superarla
† Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres