Estaba allí con sus
asombros y su confianza. Tranquilo y seguro en brazos de su Padre.
No era capaz más que
de sonreír y acoger.
Contento y feliz, se
acercó a mi.
Fueron momentos donde
recordé a Jesús, que se conmueve ante la sencillez y la confianza de un “niño
en brazos de su madre”.