DOMINGO XXVIII.
Saber agradecer es vivir.
Lc 17, 11
Nos encontramos resumido
en este evangelio de Lucas sus temas favoritos, la misericordia, el favor de
Dios a los que viven en todas las periferias, los preferidos de su Corazón que
son los últimos, y el asombro de Jesús ante la respuesta o falta de respuesta
de los que ha realizado el milagro de la sanación.
Tres serían las actitudes
que nos transmite la Palabra de Dios orada. Primero el agradecimiento.
Solo son felices los que saben agradecer. Es más los que no tienen un corazón
agradecido nunca están plenamente curado. A veces no son consciente de la obra
de salvación que ha realizado el Señor, por eso no vuelves para decirle un
sencillo gracias. Es lo que ocurre con aquellos nueve leprosos que no son
conscientes de la obra del Señor, y por no darse cuenta, vivirán siempre como
enfermos, sin haber descubierto que el Señor les ha curado de raíz. Por no
saber agradecer no viven en la alegría de las maravillas que Dios hace con
nosotros cada día, como canto la Virgen en el Magníficat.
Segundo la profunda humildad de
reconocer la acción sanadora en nosotros. Es increíble, por no ser humildes, no
somos capaces de cantar las misericordias del Señor en nuestra vida. La
gratuidad del Señor que hace el milagro sencillamente cuando cumplen su
voluntad, contrasta con los que no se enteran porque viven ya con la convicción
de que no hay solución y todo sigue igual. Es necesario curar la enfermedad de
que todo es siempre lo mismo y que nuestra vida no tiene solución. Es necesario
una gran dosis de humildad para reconocerse cada día sanado y salvado por el
Señor y cantar sus grandezas mientras vamos de camino.
Por último la confianza de quien se
descubre amado en su pobreza y salvado en su miseria. Aquellos leprosos se
habían instalado en la queja y en el pesimismo. Incluso a lo mejor pensaban que
no estaban tan mal. Los hay peores. Dios hizo el milagro y les falto el valor
para reconocerlo. En el fondo, curados seguían viviendo como leprosos por no
confiar en las maravillas del Señor.
+ Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres