DOMINGO XXV.
Libres para amar.
Lc 16, 1-3.
No podemos
servir a Dios y al dinero. Una sentencia tan clara de Jesús y nada fácil de
vivir sin la gracia del Señor. ¿Dónde radica la dificultad?
Siempre me impresiono en el proceso de
conversión espiritual del beato Carlos de Foucauld, que atraído por la
simplicidad del Islán, no llego nunca a dar el paso, porque al no valorar la
pobreza, ni la castidad, no veía que era la verdad plenamente revelada.
Jesús nos
descubre que el corazón no se puede compartir. Si damos el corazón al dinero,
se esfuma el amor a Dios y al prójimo. Si damos el corazón al Señor, el
atractivo del mundo se pierde, y le crecen al alma para volar las alas del amor
y de la libertad. Existe una imposibilidad de servir a Dios y el dinero. Siempre
se opta por uno o por el otro. Quererlo reconciliar en el fondo es no conocer
el corazón humano, que no puede servir a dos señores a la vez.
La clave. Solo
puede ser pobre evangélicamente quien tiene a Cristo como riqueza. Cuando el
Señor toma posesión de nuestra vida, como nuestra gran riqueza, se vive con lo
justo y necesario, aunque también es verdad que nunca nos falta de nada, y que
el Señor nos da mucho más de lo que ningún corazón humano puede soñar. Su
generosidad es sin límites para quien le sirve. Cuando el corazón humano esta vacío
hay que llenarlo con lo que sea. Cuando está lleno de la riqueza del amor de
Dios, se descubre que necesitamos pocas cosas para ser felices y que las
necesitamos poco.
Por último
el peligro inmenso del dinero, el “dios mamom”, que absorbe todas nuestras energías
y no nos deja amar. Las riquezas cuando se instalan en el corazón humano, se
convierten en la dictadura que no deja ni amar, ni volar. San Juan de la cruz
pone el ejemplo de que un ave no puede volar si está atado a un tenue hilo o a
una cadena de oro. Dar el corazón a las riquezas hace estéril el seguimiento de
Cristo. Nos desfondamos. Perdemos el norte...y lo más grave es que acabamos
perdiendo a quien está llamado a ser la riqueza de nuestra vida.
+ Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres