Domingo. Jornada del migrante refugiado
Orar cada domingo es siempre estrenar la presencia de un Dios que camina con nosotros y a nuestro lado y vive en nuestro corazón. Es la oración el remedio mas radical a nuestras soledades.
La Eucaristía celebrada comulgada y adorada cuando es orada empapa nuestro corazón como hace la lluvia con la tierra árida y seca. Cuando no se ora la Eucaristía puede ser beatería y perder la fuerza de la transformación que acompaña a todos los que sufren migrantes y refugiados...y caminantes sin destino.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria Cáceres