Miércoles 28 de agosto de 2019
No puede faltar en la oración cristiana el encuentro de amistad y la ofrenda de la vida. Se ora para beber de la fuente del amor que nos lleva a crecer por dentro para servir por fuera.
Nuestra oración es de intimidad no de intimismo. Es fecunda y siempre humilde. Roba el corazón a Dios y nos lanza tenerle siempre presente en todos los momentos y circustancias de la vida.
Es una oración que nunca puede ser otra realidad que amor recibido para ser amor entregado a los que nos encontramos en el camino de la vida.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria Cáceres