DOMINGO XX
Paz y división.
Lucas 12, 49-53.
Ser
cristiano es vivir siempre con realidades que parecen opuestas, y sin embargo
el amor del Corazón de Cristo, es capaz de reconciliarnos. Podemos ser exigentes
y comprensivos. Transmitir paz y ser radicales contra todas las injusticias.
Probablemente
este texto presenta momentos difíciles en la vida de Jesús. Muchos le acusan de
provocar contiendas y de crear abiertamente divisiones. No ven por ninguna
parte el Corazón pacifico de Jesús. El Señor contesta con su vida. Es verdad
que con el seguimiento de Jesús se puede armonizar, como lo vivió Jesús, una
paz profunda que no deja títere con cabeza, con los que a toda costa quieren
cogerle infraganti. Jesús les vence con las armas de la verdad y la bondad, aunque
le costase la muerte, y una muerte de Cruz.
La novedad
de la doctrina de Jesús, la explica con su vida, convence a todos en su
humildad. Se quedan sus enemigos sin argumentos. Les deja por los suelo. Jesús
no solo predica, sino que vive lo que predica. Su coherencia enamora. Su vida
fascina.
En el fondo
en este texto lo que viene Jesús a decirle con su vida, es que hay que vivir
identificado con su Corazón. Es la clave ignaciana de los ejercicios
espirituales; “quieres seguirme”. Quiero vivirlo todo Señor contigo y como tú.
Esta es la explicación de todo el evangelio que nos lleva a vivirlo todo,
CONTIGO Y COMO TU.
+ Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres