Sábado 15 de junio de 2019
Se puede orar incesantemente, siempre, sin desfallecer, segundo a segundo. Es lo que cuenta el libro clásico de espiritualidad oriental el peregrino ruso. Aquel peregrino que escuchó un día en la lectura de la Iglesia un texto de San Pablo orar sin desfallecer.
Estar en permanente estado de oración es vivir con los sentimientos del Corazón de Cristo. Es alabar a través de la respiración y del latido del corazón.
Sin oración, sin encuentro con Jesús a diario, sin dedicar un tiempo para estar a solas con Dios, no se puede vivir en esa presencia de amor permanente hasta convertirse en palabras de Nadal SJ, en contemplativos en la acción.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria Cáceres