DOMINGO SANTISIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
Lc 9,
11b-17.
La Iglesia
vive del Cuerpo y sangre de Cristo resucitado que nos lanza a compartir con los
más necesitados. En torno a la Eucaristía celebrada comulgada y adorada es
donde vive la Iglesia y desde donde creamos fraternidad y compartimos y tocamos
como decía la Madre Teresa de Calcuta el cuerpo y la sangre en los pobres. No
podemos separar Eucaristía de caridad. Jesús y la vida fraternal. Comer su
cuerpo y repartir nuestros bienes con los que viven en todas las periferias.
Lucas en
este texto nos presenta las claves que siempre dan los evangelios sinópticos,
Mateo, Marcos y Lucas para acercarse al misteryum fidei que es la Eucaristía.
Primero. Al
caer de la tarde. Nos recuerda a los de Emaús. Es el momento también cuando
entro Jesús en el cenáculo. Allí ante una multitud de personas cuando cae la
tarde, el Corazón de Jesús se compadece de una humanidad hambrienta y sedienta
de Amor. Se convierte Jesús no solo en Pastor conmovido, sino en pasto y comida
como dice un himno de laudes en el corpus Cristi. Es el Señor que realiza sus
grandes milagros y hazañas en servicio de un pueblo hambriento y sin esperanza.
Segundo. El
Señor siempre construye desde nuestros panes y peces, desde nuestra pobreza. Él
siempre cuenta con nosotros. Nunca desprecia lo humano y pobre, si sabemos
ofrecerlo y no desconfiamos de su infinita misericordia. No era nada lo que
tenía pero ofrecieron ni más ni menos que lo que tenían. Su Amor siempre cuenta
con lo que somos y tenemos. Podría haber prescindido de lo poco que puede
aportarle la humanidad para dar de comer a la multitud, y sin embargo es
necesaria nuestra colaboración. Dios es humilde y hasta cuando instituye la Eucaristía
quiere necesitar para su realización de nuestro pan y vino. No dice que el vino
y el pan tienen que ser de primera etiqueta y calidad...pero es necesario. De
tal manera que si falta un poco de pan y un poco de vino no hay Eucaristía,
aunque este reunido todo el colegio apostólico.
Tercero. Se
saciaron porque la Eucaristía es el pan del cielo el pan compartido que
contiene en si todo deleite. Aquella multitud encontró en el nuevo maná que no
fue Moisés quien os dio el pan del cielo hasta saciaros, sino que es mi Padre
celestial, el que os da el verdadero pan de vida. Jesús bendice y alaba al
Padre incluso antes de que se haga el milagro, pues es el Padre el que nos ha
dado a su Hijo como comida y bebida para la vida de la gente.
+ Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres