QUINTO DOMINGO DE
PASCUA.
COMO YO OS HE AMADO.
Jn 13, 31-33a.34-35.
El
fruto de Cristo Resucitado es el Espíritu Santo que nos lanza a vivir en la
caridad. La clave es siempre vivir con los sentimientos del Corazón de Cristo y
esto no se puede realizar sin el Espíritu Santo, que nos ayuda para aterrizar
en la caridad, que se hace servicio en los que sufren.
En el
cenáculo con Cristo muerto y resucitado, en la Eucaristía, estamos llamados a
vivir la caridad con estas claves. Primero ser de Dios. Este es el fruto de la
unión con Dios, tener los sentimientos de su Corazón, ser de Dios, pertenecerle
en la vida y en la muerte. Vivir con la inmensa alegría de que somos de la
Trinidad. De un amor total. De una alegría que no tiene final. Ser de Dios es
la fuente de la caridad. Es de su Corazón abierto, de donde brota la fuente de
la salvación.
Segundo, del cenáculo aprendemos de su Corazón
a no ser de uno mismo. Es en el olvido de si, el inicio y la culminación de
toda santidad. Mientras que no recibamos esta gracia que debemos pedir, de
olvidarnos de nosotros mismos estaremos en el balbuceo de la vida cristiana. Es
necesario acudir y recurrir a la Misericordia del Señor para la transformación
de nuestro corazón, que no se realizara sin el olvido de sí, es decir, si no
somos de nosotros mismos, que es la manera de vivir la caridad con todos. Es
ser buenos con todos y siempre. Esta es la clave de la santidad que brota del
cenáculo, de la lógica, del don.
Tercero, ser para los demás. En el cenáculo
Jesús siempre se arrodilla a los pies de la humanidad. Nos lava con su sangre.
Nos recuerda tener caridad con los pobres, con los que sufren. Todo discípulo
de Jesús es trasformado por el Espíritu Santo para ser caridad y ser para los
demás. Amar a todos y amar siempre.
Magnifico programa de vida. No irnos por las
ramas. La prueba de algodón de que uno está en las entrañas de misericordia del
Señor, es cuando somos capaces de vivir con corazón bueno como él. Aquí tenemos
en el cenáculo en este domingo de pascua las claves de la santidad; ser de
Dios, no ser de uno mismo y ser para los demás.
+ Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres