Miércoles 24 de abril de 2019
Miércoles de la octava de Pascua
Cada día en la oración vivimos un encuentro que nos cambia la vida.
A Simón le cambió Jesús el nombre por Cefás, Pedro. La samaritana se encontró con Jesús en el pozo y hasta se le olvidó el cántaro. Al ciego de Jericó el encuentro con Jesús le hace ver y hasta olvidarse del manto que llevaba.
Es necesario que la oración nos cambie una vida sin vida, una rutina que mata y que bebiendo de la fuente del Amor de Dios nuestro corazón se transforme.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria Cáceres