Vigilia Pascual en la noche
NOCHE
CLARA
Quedarse
en la tarde del Viernes Santo y no pasar de las tres de la tarde, la hora en la
que murió Jesús, es quedarse a la mitad del camino y no vivir en plenitud lo
que nos ofrece la Vigilia Pascual.
¿Qué
nos ofrece esta Noche Santa, más clara que el día?
Esta
Noche Santa que “no la debemos dormir”, como nos recuerda también la Noche de
Navidad, nos lanza a vivir una nueva vida con Cristo Resucitado-
Los
israelitas, esta noche de Pascua, donde quiera que estén, tienen que
celebrarla. Les recuerda la liberación de Egipto. Es la noche en que por todos
los lugares del mundo se encienden antorchas de vida y libertad. Noche santa
para todos los creyentes en el Dios de Abraham y en el Señor Resucitado.
Son
los textos proclamados más abundantes del año litúrgico. No existe otra
celebración que se pueda comparar. Es un
estallido de luz, de vida, de Palabra, de la belleza de Cristo que salva. Ha sido para con nosotros “un derroche” y la
Iglesia, en su Liturgia, parece volverse loca de esperanza al descubrir su
profunda vocación y misión: Anunciar a
Cristo Resucitado hasta los últimos confines de la tierra.
Se
habla, probablemente, de las noches que marcan la vida y la historia de cada
ser humano, del pueblo de Dios, de la humanidad, metida en cansancios, de guerras, de frustraciones, de
pateras, de terrorismo, de muerte, del sin sentido de la vida.
1. LA
NOCHE DEL CAOS. Donde
Dios Padre creó con su Palabra, que es Cristo y aparece el Espíritu Santo que
se cernía sobre las aguas, como dice el Génesis. Es el Dios de la vida que hace
y ordena la vida y nos lanza a salir del caos para entrar en la armonía que
ha estropeado el pecado original y que
ha metido en el corazón de las personas y de la humanidad “la bomba atómica” de
todos los egoísmos y pecados que nos impiden vivir en la Luz y la Verdad que
nos ha traído el Señor Vivo y Resucitado.
2. LA
NOCHE DEL ÉXODO. El
pueblo de Israel tiene que purificarse en el desierto de la vida y experimentar
que Dios lo libera de todos sus enemigos y peligros para introducirlo en la
tierra prometida del Amor de Dios. Es la noche que viven tantos pueblos
asediados por guerras y conflictos y que no son capaces de salir de la propia
autodestrucción. Sólo volviendo al Señor de la Vida y de la historia se volverá
a encontrar el camino purificador, el desierto florido de la verdadera vida que
es el Señor.
3. LA
NOCHE DE SU PASIÓN.
Vivir de Cristo Vivo rompiendo todas las ataduras que nos sumergen en la noche
del dolor sin esperanza. Es la vida del Resucitado, del Redentor de los
hombres. La noche de su pasión se queda con nosotros para siempre en la
Eucaristía
4. LA
NOCHE DE LA RESURECCIÓN.
Resucita
para convertir las noches oscuras en más claras que el día. Su Amor ha vencido
la batalla del pecador, del dolor y de la muerte. Se ha hecho inseparable
Compañero de cada ser humano que se deja acompañar en su vida.
La
noche de la Resurrección nos invita a no buscar a Dios en la tumba, entre los
muertos, sino buscarlo donde está vivo, donde nos cita: “Id a Galilea allí me
veréis”, en la Eucaristía, en los
pobres, en los caminos de la vida, donde la gente trabaja
y sufre. Con María nuestra Madre nos alegramos de la Resurrección de Cristo.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres