ORAR POR LA MAÑANA Y A LA NOCHE
Volver a descubrir el que somos amados por un Dios, mendigo de nuestro amor y que tiene siempre abierto su Corazón.
Comenzar cada mañana orando es ponerle pilas al día y el color de la esperanza a nuestra existencia a veces con tonos grises...Y al acabar el día volverse al Señor de la noche, para confiar aun en medio de las preocupaciones, que para un cristiano son un motivo mas para abandonarse.
† Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres