Estamos subiendo a Jerusalén, con María, porque no es posible un calvario, una calle de la amargura sin la presencia de la Madre de Dios. Con Ella, la cruz nos sabe mas a esperanza y el final es la vida feliz que el Resucitado nos sigue convocando en la Galilea de la Vida, id a Galilea y alli me veréis.