Sabado (25 día de cuaresma).
María siempre aparece en Cuaresma como seguidora y discípula de Cristo.
Su oración humilde, su pobreza como ayuno confiado y su limosna entrega misericordiosa que colabora a la redención del mundo.
No podemos vivir huérfanos ni de padre ni de madre. El Padre en Jesus nos llama hijo amado y con María nos la entrega como Madre, para acurrucarnos en sus brazos en las noches frías de invierno.
† Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres